¿Demasiado pronto para la recuperación económica del 2020?

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¿Demasiado pronto para la recuperación económica del 2020?

Hay pocas oportunidades para una recuperación económica en este momento

Durante el fin de semana pasado, distintas fuentes de información empezaron a comentar la posibilidad de que el tercer trimestre de este terrorífico 2020 mostrará un crecimiento del 7.5% en el producto interno bruto. Aunque varios indicadores económicos mostraron una recuperación apenas significativa para el mes de julio, la posibilidad resulta poco creíble todavía por diferentes razones de las cuales sólo se analizarán tres por ser las más evidentes.

La primera razón es la falta de un aparato productivo completo. Hasta el momento, 150 mil empresas a nivel nacional han cerrado sus puertas. Se tienen registrados a junio un millón 200 mil personas sin trabajo. Además, el 30% de la población trabajadora ha tenido una reducción salarial entre un 10% y un 40% de su sueldo neto. Bajo estas circunstancias económicas, es muy complicado pensar en una recuperación a una tasa tan alta, principalmente porque no se cuenta con todos los componentes económicos a toda su capacidad. 

El cierre de empresas tendrá como consecuencia una mayor concentración de la oferta, pues las empresas sobrevivientes gozarán en varios sectores económicos, al menos por un tiempo, de una situación de monopolio o casi monopolio. Las empresas remanentes tendrán posiciones dominantes que les permitirán aumentar los precios, y controlar el mercado.

La reducción en los salarios que tuvieron los trabajadores desde el inicio de la pandemia ha sido un duro golpe a las finanzas familiares. El consumo es el componente más importante de la economía mexicana de los últimos veinte años (los cuatro componentes básicos de una economía son el consumo, la inversión, el gasto de gobierno y las exportaciones netas). Al no haber el mismo consumo, las empresas han reducido su producción de bienes y servicios considerablemente, tienen menos empleados y, por la misma escasez generada, a precios más altos. Es claro que la reducción salarial tendrá un impacto muy fuerte en las posibilidades de crecimiento del país por largo tiempo.

En segundo lugar, no se ha tomado en cuenta que el sistema financiero aún no se ha integrado a esta “fiesta” de numerología económica. A partir del uno de agosto, los deudores empezaron a pagar nuevamente sus deudas a los bancos. La pausa otorgada por cuatro meses ya acabó y se empezarán a ver las consecuencias de la segunda ola de la crisis económica, todavía dentro de la época pandémica. Un porcentaje muy elevado de las personas y las empresas no podrán pagar sus deudas por la pérdida de trabajo, de mercado o por la reducción salarial. Además, las empresas en posibilidades de continuar, necesitarán préstamos para comprar materias primas, o para simplemente reorganizar su negocio, pero los bancos no podrán prestar dinero por el alto riesgo y porque la recuperación de cartera será complicada. No habrá dinero disponible con la velocidad y abundancia necesarias para salir de la crisis.

El Banco de México está realizando dos acciones concretas para apoyar la economía nacional. La primera es una reducción muy agresiva de las tasas de interés que ya se encuentran en cinco por ciento, aunque esta acción no se refleje directamente en tarjetas de crédito o deudas contraídas con anterioridad. La segunda acción está dirigida a la banca comercial, con destino final al mercado de productos con garantías, como los créditos hipotecarios y la compra de vehículos nuevos. Aunque, esto requiere que el acreditado tenga una estabilidad laboral de largo plazo no disponible por el momento. Esto tendrá efectos positivos limitados generando mayor desigualdad social pues este beneficio va a los que tienen seguridad laboral y no a quien más pueda necesitarlo en este momento.

En tercer lugar, México muestra a nivel nacional una desigualdad económica importante. El desequilibrio entre los estados del norte y los del sur sigue siendo un factor importante para generar crecimiento a niveles como los propuestos inicialmente. Mientras la recuperación económica en Querétaro, San Luis Potosí o Coahuila ya es un hecho (por la apertura de nuevas plazas, inversiones anunciadas y la reapertura de prácticamente todos los sectores económicos), en estados como Veracruz, Campeche y Chiapas la debacle económica sigue y con mayor fuerza. En los dos primeros, no sólo cerraron negocios por la pandemia, sino también Pemex cerró algunas operaciones, reduciendo aún más base económica. Chiapas sufre de una manera importante un crecimiento exponencial de contagios poniendo en alto total a una economía ya dañada terriblemente.

Hay pocas oportunidades para una recuperación económica en este momento. Los siguientes dos trimestres serán mejores que el anterior, pero de crecimiento modesto que irán entre un dos y tres por ciento del producto interno bruto, a no ser que alguien tenga otros datos.

Dr. Antonio Serrano Camarena
Facultad de Economía, UADEC
faserrano@hotmail.com