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Demandas a peso
Por: Emmanuel Iván Ríos Aldaco
Nuestro sistema judicial nos da la oportunidad de iniciar una acusación, denuncia o demanda contra quien consideremos responsable por el daño hacia nuestra persona, patrimonio o posesiones. Es decir, cualquiera puede demandar al otro y no necesariamente necesitas tener pruebas de ello. Con tu solo dicho puedes iniciar el juicio, aunque no en todas las materias.
En un caso personal, les platico que un familiar, peleaba una tierra que me dejó mi padre al morir, pero que ese familiar después de 30 años que no fue trabajar esa tierra, se le antojó demandarme alegando que tenía derecho a ello, con sólo su dicho, sin papeles que lo soportaran. Obviamente lo gané porque yo sí tenía mi documentación en regla.
Pero, ¿qué pasa cuando te demandan? Sobre todo cuando viene de la misma familia, que es más común de lo que parece, y tan de sorpresa puesto que no te lo esperas, tus actividades cambian de un día para otro.
Tienes que pagar un abogado, gastar en armar la documentación, gastar en vueltas y si es en otra ciudad el gasto sube, la pérdida de tiempo que implica andar en tribunales, audiencias, citas, etc.
Todo esto sólo porque alguien le pareció, en un día de ocio tal vez o por la mala asesoría de alguien, tener derecho de algo sobre el cual ni siquiera título de nada se posee.
Están los casos en los cuales demandan a personas famosas y sin tener una sentencia ejecutada, los linchamientos sociales y en redes sociales se vuelven extremos.
Terminan sin trabajo, sin patrimonio, sin vida social, expuestas al escrutinio de la sociedad que linchan sin antes investigar, escuchar las dos versiones.
Está el caso de una youtuber que por dar su opinión sobre una agresión a una adolescente, que en ese entonces contaba con 16 años, dos años después ya con 18 años esa misma mujer demanda a la youtuber por pornografía infantil, por supuestamente poseer el video de ella (el video ya era viral en internet), y criticarla en su canal. Ahora la youtuber tuvo que pagar abogados para defenderse de esa acusación que amerita cárcel.
También está el caso de la Senadora, antes de Morena, ahora por el PAN, Lilly Téllez, la cual promovió una iniciativa de reforma constitucional para evitar que personas que son investigadas por algún delito como hostigamiento, acoso, abuso, estupro o violación puedan ser gobernador. Lo anterior por el asunto del candidato por Morena, Félix Salgado Macedonio quien tienen varias denuncias por violación y acoso sexual.
El pequeño problema con esa iniciativa es que en tiempo de elecciones se van a desatar denuncias al por mayor contra candidatos, para detenerlos en su carrera a los puestos políticos, llámese del partido que se llame. Ya hemos visto por años que la política no es de juego limpio que digamos.
También están las tantas demandas que hombres y mujeres se fincan unos a otros por despecho, por quitarle a los niños, por enojo o simplemente porque se puede.
Estamos viviendo los tiempos de una sociedad necesitada, pero no crean que sólo de dinero, eso la mayoría; necesitada de valores, de afecto, de comunicación, de responsabilidad.
Se volvió tan fácil acusar al otro, lincharlo mediaticamente, quemarlo en todos los grupos de Facebook sin pruebas de ello.
Esto no significa que la mayoría de la gente lo hace con responsabilidad, que realmente está denunciando a alguien con pruebas, porque realmente le causaron un daño, por las tantas mujeres que han sufrido de acoso sexual y violación y que muchas veces no han sido escuchadas.
Para ellas y todos los que sufren ante la autoridad que los ignoran, se debe reforzar la atención judicial que tantas veces se ha pedido. Pero este Sistema Judicial que tenemos parece ser una carcacha descompuesta que no tuviera arreglo.
Y es por eso que debemos usar con responsabilidad los mecanismos legales, para hacernos y hacer justicia, como solicitar los servicios de las defensorías jurídicas, de los ministerios públicos, o de cualquier autoridad que tenga atención al público.
Es poco lo que tenemos, es poco el personal que atiende los casos, y muchas veces a la fuerza te atienden, como para ir a mentirles para sacar un provecho. Sólo se provoca que alguien más pierda una oportunidad que sí la merecía.
Usemos nuestras instituciones jurídicas con responsabilidad.