Del curso legal

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Del curso legal

“Dinero, dinero, dinero, dinero vil metal / mensajes de amor del curso legal”, reza una canción exquisita de Serrat, que da pie a esta entrega plagada de monetario a fin de conocer acerca de una versión actual del numerario virtual, a través de los famosos bitcoins.
 
En el pasado lejano existieron otros objetos del trueque como: cacao, tulipanes, trigo, metales y piedras preciosas.
 
Luego, el dinero nació a fin de organizar el comercio con objetivos muy claros: 1. Medio común de intercambio de bienes y servicios. 2. Medio para crear una unidad de valor en los productos y servicios. 3. Unidad para acumular riqueza.
 
El dinero fue evolucionando desde metales (oro y plata), a monedas (hechas de oro y plata), a billetes (papeles garantizados por su valor en oro y plata) hasta papeles que no están ya garantizados por oro y plata (el dinero que tenemos hoy).
Ya en épocas de los 80, nos dimos cuenta los mexicanos de los peligros de no garantizar la emisión de billetes con depósitos que los soportaran; y las grandes devaluaciones de nuestra moneda frente al dólar iniciaron su camino que aún no termina.
 
Pero la evolución de los mercados y la percepción que éstos tienen de la manera en que deba circular la riqueza han generado dos tipos de valor de la moneda: el real y el relativo.
 
Si tenemos, por ejemplo, una onza de plata, este valor es real; por el contrario, es relativo cuando depende de los altibajos del mercado como las acciones y valores de la bolsa. Al fin de cuentas, la realidad es que nosotros no apreciamos las cosas por su valor real, sino por su valor relativo. Y el valor relativo está dado por la oferta y la demanda: como el bien o servicio es limitado, si mucha gente lo quiere, subirá el precio; y si poca gente lo quiere, bajará el precio.
 
La tercera vía es: criptomonedas como el bitcoin, que nos podemos explicar si atendemos a la criptografía, ya que la manera de hacer las transacciones con esa moneda, es a través de datos encriptados únicos.
 
Al final, el bitcoin es un sistema de pago y transferencia electrónica donde las personas pueden pagarse por internet.
 
Vamos a suponer que tienes que efectuar un pago a una persona en Alemania. Entonces, en vez de hacerle una transferencia bancaria a su cuenta en dólares o euros, decides enviarle bitcoins a través de una transferencia electrónica.
 
¿Por qué preferiría transferir bitcoins en vez de utilizar los métodos tradicionales tales como transferencias bancarias o tarjetas de crédito? Por lo beneficios de este tipo de pagos: privacidad, ya que al ser información encriptada, nunca se revela tu verdadera identidad; es abierta para todos, ya que no tienes que ser cliente de un banco, sino sólo tener acceso a internet; está descentralizada, ya que no depende de ninguna matriz, sucursal o tercero para llevar a cabo la transferencia, ahorrándote comisiones altas.
 
Otra ventaja que mencionan los especialistas financieros es el famoso blockchain, que consiste en un sistema de seguridad y el seguimiento de miles de computadoras de la operación realizada.
 
Pensando en las pesadillas que me ha causado Banamex, por ejemplo, por aquello de compras que han sido cargadas a mi cuenta o retiros no reconocidos, el sistema de transferencias a través de bitcoins al menos ofrece la confiabilidad de que los registros quedan en muchas fuentes de información y no solamente el sistema central de un banco, que elimina a cierto tiempo los estados de cuenta y operaciones.
 
Hago constar que mi intención es sólo de abordar el conocimiento de este sistema que hoy es complicado y lleno de dudas, mas no una recomendación a su uso o muchos menos a una inversión de su dinero.
 
Sólo la evocación de que como la moneda va y viene, hacerlo ahora desde otra perspectiva y abiertos al cambio. Serrat resuena ahora: “Uno por uno, cada billete que ganaré / devotamente por las dos caras lo besaré / y así cuando le lleguen noticias mías / se juntarán mis besos de amor /con sus besos de alegría”.