Deja de juzgarte con los ojos de los demás
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Deja de juzgarte con los ojos de los demás
Solemos permitir y dar peso a las críticas de otros sobre nuestra propia vida.
Algunas críticas pueden ser devastadoras. De hecho, si escarbas y reflexionas en parte de tu pasado, puede que encuentres una crítica destructiva que te haya dejado marcado. También es probable que esa crítica se active de vez en cuando, sobre todo en los momentos de dificultad, cuando sientes el fracaso o te invade la inseguridad. Sin reconocerlo de manera consciente, esa crítica te ha definido cómo persona y sigue siendo un obstáculo para ti.
Si quieres vivir con una mayor libertad, necesitas comenzar por ser menos duro contigo mismo y olvidarte de las críticas de los demás. Inicia por reconocer qué es lo que sucede dentro de ti y dejar de criticarte todo el tiempo. Se escucha fácil pero definitivamente no lo es, solemos ser muy duros con nosotros mismos, y eso lo aprendemos desde que fuimos niños, ya sea por nuestros padres, abuelos, maestros y en ocasiones por la propia personalidad.
Woody Allen decía “No conozco la clave del éxito, pero se que la clave del fracaso es tratar de complacer a todo el mundo.” El buscar la aceptación y aprobación de otros, nos genera ansiedad, frustración, inseguridad. Debemos de soltar esa necesidad de cumplir con los estándares sociales y comenzar por mirarnos desde nuestros estándares propios. A medida que miremos nuestras luchas, batallas, esfuerzos, podemos ser compasivos con nosotros mismos y valorarnos por lo que somos, no en base a los criterios de otros. Si damos el poder a otros de nuestra vida, vamos perdiendo nuestro sentido de valía personal, nuestra autoestima y autoconfianza.
¿Por qué dejar de juzgarte?
- Porque el generar juicios y culpar constantemente, te genera negatividad y puros sentimientos tóxicos. Cuando nos enfocamos en complacer a otros sobre nosotros mismos, perdemos gran parte de nuestra energía.
- Cada persona es un mundo, cada situación y cada experiencia que vive cada persona es distinta. Todo lo que se juzga o se califica es de acuerdo a estándares diversos, muchas veces ilógicos. Siempre habrá quién no esté de acuerdo con tus decisiones, opiniones y proyectos porque, cada quien juzga de acuerdo a su propia vara y a sus valores.
- Debemos dejar de juzgarnos porque de esta forma perdemos tiempo, nos desgastamos y nos enfocamos en seguir las normas y sueños de otros.
- Recuerda que de la culpa, nada positivo puede salir, si esta no se lleva a una reflexión y hechos que contribuyan a un cambio. Deja de juzgarte con los ojos de los demás, porque solo perderás tu rumbo.
Comienza por hacer tuyo tu sistema de valores, reconocer los criterios por los que quieres regirte, adopta la visión que deseas del mundo. Claro, estate abierto a escuchar, comprender y respetar las opiniones de otros, pero recuerda que tu vida, tus decisiones y tus acciones dependen de ti. Es común hoy en día escuchar gente que no sabe qué quiere, no sabe que le gusta, no puede identificar ni sus gustos ni preferencias, porque solo se mueve a las preferencias y deseos de los demás.
Recuerda que tu felicidad depende de ti, de voltear a tu interior. Cada vez que te alejas de ti mismo, de tu esencia, te alejas de encontrar y vivir de acuerdo a tu verdadero propósito.
Reconéctate con tu esencia. Escucha tu cuerpo, tus síntomas positivos y negativos, qué te dice tu salud física y emocional. ¿Te sientes con paz interior o vives con insatisfacción?
Redescúbrete. Pregúntate qué quieres de verdad, identifica las cosas que te hacen feliz, te emocionan y te hacen sentirte vivo.
Presta atención a ese llamado interior que te hace tu alma. Dios te quiere ver feliz, no quiere que vivas en un mundo de culpas; Dios desea verte en paz y feliz contigo mismo.