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Declarar Jerusalén como capital israelí deja a Trump sin pacto de paz
Desde el comienzo de su mandato, el presidente estadounidense, Donald Trump, ha prometido el "acuerdo final" de paz entre palestinos israelíes pero, si esta semana reconoce Jerusalén como capital de Israel, Washington podría quedarse fuera de cualquier futuro proceso de paz.
Los palestinos han advertido que tanto una decisión para mover la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén (que fue una promesa electoral de Trump) como una declaración del presidente reconociendo la ciudad como capital israelí dejaría fuera de juego a la Casa Blanca como mediador, porque habría demostrado "no ser un intermediario honesto”.
Entienden que no se puede liderar un proceso que debe determinar a quién pertenecerá Jerusalén al tiempo que se reconoce la soberanía sobre ella de una de las partes.
Hasta ahora, Washington y la comunidad internacional no reconocen la capitalidad hasta que un pacto entre israelíes y palestinos decida sobre su futuro. Por eso ningún país tiene su embajada en la ciudad.
En Ramala (sede del liderazgo palestino) se palpa la tensión a la espera de una intervención de Trump el miércoles en la que, según han filtrado funcionarios de alto rango podría pronunciarse sobre esta cuestión. Su asesor y yerno, Jared Kushner, ha confirmado que está valorando la cuestión y "comunicará su decisión en el momento correcto”.
El presidente palestino, Mahmud Abás, y el movimiento islamista Hamás han llamado a concentraciones masivas ese día de tener lugar el reconocimiento.
"No hay fuego sin humo", dice a Efe Yamil Hilal, analista político del centro de estudios palestino Al Shabaka, que explica que, mueva o no la embajada, "si Trump reconoce el estatus de Jerusalén como capital israelí" dejaría de encabezar los esfuerzos para la paz por demostrar que no es "ni neutral, ni imparcial”.
"Jerusalén es una ciudad ocupada. El reconocimiento sería estúpido y casi ridículo", critica el analista.
La cuestión, para él, es cómo reaccionarían los líderes palestinos e islámicos, ya que la gente "espera de ellos una reacción fuerte, clara, con pasos prácticos" y probablemente un boicot a EU.
Hoy finaliza el plazo para que Trump firme la orden que los presidentes estadounidenses renuevan cada seis meses para mantener la embajada en Tel Aviv.
Se espera que lo haga pero, también se cree que, para compensar esta decisión, pueda reconocer la capitalidad de Jerusalén.
Hay varias opciones, bien que hable de Jerusalén como capital de Israel, sin distinguir la parte ocupada de la ciudad, o bien que mencione solo Jerusalén Oeste como capital.
"Si dice que Jerusalén es la capital de Israel, de acuerdo a la legislación del Congreso de EU de 1995 y a la ley israelí estaría hablando de toda la ciudad y reconociendo soberanía sobre el perímetro municipal, incluida la Ciudad Vieja", explica a Efe el analista Ofer Zalzberg, del International Crisis Group.
"Esto sería dramático, no solo para los palestinos. Para estos, básicamente, mostraría que no habría capital palestina en Jerusalén Oriental. Sería Jerusalaim (en hebreo) frente a Al Quds (la santa, como se refieren a la ciudad en árabe)", añade.
Los musulmanes en el resto del mundo, lo verían como una aplicación de soberanía no musulmana sobre la Explanada de las Mezquitas, tercer lugar más sagrado para el Islam (y primero para el Judaísmo), lo cual es para Zalzberg "problemático en términos de jurisprudencia islámica”.
"Si, por el contrario, reconociese Jerusalén Oeste como capital, entonces dejaría claro que Israel está solo en el argumento de que Jerusalén Este es parte de la ciudad", algo a lo que el primer ministro, Benjamín Netanyahu, tendría que oponerse.
Hay más posibilidades: que reconozca la capitalidad israelí pero añada que está sujeta a futuras negociaciones de paz o incluso que señale que lo hace a título personal.
"Creo que de todos modos la reacción palestina sería fuerte, pero para los árabes, principalmente en Riad (Arabia Saudí), sería más leve" el impacto de la declaración si dejase abierta la puerta a posteriores acuerdos.
Para los analistas no es fácil predecir las consecuencias inmediatas sobre el terreno, aunque coinciden en que podría generar violencia en la región.
"No creo que cientos de miles de palestinos salgan a las calles, pero es posible que las facciones quieran organizar algo", advierte Zalzberg.
Hamás ya llamó hace días a reanudar la oleada de ataques de 2015 si Trump sigue adelante.
A nivel diplomático, una decisión así dejaría el estancado proceso de paz que Trump trata de resucitar sin nadie que lo impulse.
Europa, Rusia u otros actores internacionales podrían llenar ese espacio o podría quedarse vacío y abrir un periodo de bloqueo absoluto que perpetúe el conflicto.