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Debuta Barrioescena en la Alameda de Zaragoza
El domingo, la Alameda de Zaragoza se transformó en un escenario teatral donde la compañía 'Barrioescena' del IMCS estrenó “Poemas para cantar entre la basura”, frente al público que se dio cita con sombrillas para guarecerse de la lluvia que caía de manera intermitente.
Los 11 actores saltillenses ,que se integran al mundo del teatro a través de este proyecto, interpretan las vicisitudes de la adolescencia: la chica la que le acaban de partir el corazón y siente que jamás volverá a amar, la otaku que se masturba con una almohada, a la que llaman 'puta' por tener relaciones sexuales en una fiesta mientras estaba inconsiente, el gamer que vive entre videojuegos, al feo que tachan de idiota, el que miente para sentirse aceptado.
La obra comienza con los actores se quitándose la ropa a guisa de manifestación. Hartos por sentirse incomprendidos, se despojan de sus uniformes escolares para quedarse únicamente en brassiere deportivo y calzones; a partir de ahí, la narración da saltos en el tiempo, donde cada uno cuenta su historia.
“Esta escuela está muerta”, declaran en varias ocasiones los actores. La rutina y el tedio, acompañados por el acoso escolar, llevan a los alumnos a una situación insoportable, la presión social es tanta que los jóvenes explotan en una manifestación en el auditorio frente a los directivos y alumnos de la escuela: se desvisten. El suceso inesperado sea tal vez, la manera de solucionar sus problemas. Ese es el inicio y final de la puesta en escena, los cuerpos desnudos de seis jóvenes posando heroicos sobre los tambos de basura.
La obra, dirigida para adolescentes y adultos, utiliza un lenguaje florido para narrar los principales problemas de la adolescencia y fue presentada ante un público compuesto por jóvenes, adultos y niños sin previa notificación de los organizadores acerca del contenido; “está muy fuerte, vámonos”, le dice una mujer a su esposo y se retiran junto con sus dos hijos de entre 5 y 9 años, tras una escena donde una de las chicas está a punto de ser violada en una fiesta. Otros también se retiran, pero la mayoría se queda hasta el final.
La función cierra con los aplausos del público y la intervención de Armando Tenorio y Uriel Rangel, co-directores de la obra; los actores reparten entre el público encuestas para levantar los datos de jóvenes entre 15 y 20 años interesados para participar en futuros proyectos de Barrioescena.
A pesar de que algunos espectadores se retiraron a media función, quienes permanecieron hasta el final se mostraron satisfechos: “me parece que es algo educativo más que nada para los jóvenes, que muestra la realidad que se está viviendo y es una tendencia hacia educar a los jóvenes; una amiga de mi hija está participando y por eso vinimos”, declaró Eduardo Díaz, de 50 años; “a mi me pareció bien, me gustó, vinimos de casualidad”, comentó Emilia Hernández, de 53 años.