Debate mundial

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Debate mundial

El mundo está dividido en dos. Son dos visiones del mundo diferentes y existen distintas maneras de representar la contienda. El debate de Trump y Biden es un ejemplo muy visible de esta bifurcación, pero hay muchos otros ejemplos. No se trata sin embargo de capitalismo contra socialismo. Es más profunda la división que sistema económico.

Yo voy a caracterizar las diferencias usando una metáfora basada en las computadoras. Le llamo la visión del software contra la visión del hardware. Es también la visión de gobiernos grandes contra gobiernos reducidos; y centralización del poder versus el respeto a las autonomías locales.

La teoría del software como solución al control del comportamiento dice que un buen software lo arregla todo. Basta tener una burocracia en su lugar y que ésta se ocupe de administrar el software. Es la base de los programas sociales del gobierno y no se diga de regalar dinero sin exigir algo a cambio.

En el fondo, para los sostenedores de esta visión del mundo, el ser humano es un accidente de la naturaleza. Es también una máquina programable y el programa es más importante que la persona. El gobierno debe ser grande para poder imponer su software a todas las personas. Ah, claro, unos cuantos iluminados que tienen el poder, saben lo que le conviene al resto.

La teoría del hardware dice que el ser humano es un ser trascendente. Que nacemos con una parte de nuestro cerebro alambrado para seguir un orden natural que es además visible en todos lados. Esta teoría dice que nuestras redes neuronales así como nuestras costumbres vienen derivadas de milenios de adaptación al entorno. Si somos amorosos es porque así fue moldeado nuestro cerebro durante decenas de miles de años. Lo mismo es la coincidencia o propensión a creer en Dios, no como signo de ignorancia, sino como la necesidad de creer en que tenemos un propósito superior en la vida.

En contraste, para quienes creen en la supremacía del software sobre el hardware, es muy fácil despreciar la vida humana y al ser humano (una simple maquinaria biológica). Por ello, estas personas son partidarias del aborto. Piensan que mientras el bebé no respire, no está vivo. Es como una computadora que no ha sido encendida. No sabe, ni puede hacer nada.

Esta teoría del software explica por qué hay personas que adoptan fácilmente la idea de que puede haber “matrimonio” entre personas del mismo sexo. Cambiar el sentido de la palabra “matrimonio” es como cambiar el software para que signifique otra cosa, desprendida de las raíz griega que habla de “madre”.

Entonces toda la cultura se considera como un software perfectamente sustituible por lo que los nuevos líderes creen que más nos conviene a los demás. Entre esos líderes se encuentran en forma destacada los demócratas norteamericanos como Biden y Pelosi, y los multimillonarios de Silicon Valley como los dueños de Google, Twitter y Facebook.

Estos últimos saben tanto de programación que nunca tuvieron oportunidad de educarse en civismo. Son ineptos sociales, pero quieren imponer a Biden como presidente, simplemente porque Biden piensa igual que ellos. También coinciden todos con quienes quieren a tener un gobierno mundial sin darse cuenta que ciertas culturas generan gente trabajadora, y otras culturas generan personas que fácilmente se vuelven parasitarias cuando ven la oportunidad de recibir lonche gratis.

El debate de la teoría del software contra hardware existe en México. Lamentablemente, podemos fácilmente caracterizar al Presidente López Obrador en la categoría de lo que también llamo la cultura de la muerte. Él dijo, por ejemplo, que hay personas que deben ser tratadas como mascotas, justificando así sus programas sociales.

Yo creo que el ser humano es trascendente, tiene un propósito en la vida que es perpetuar la especie y que tiene derecho natural a buscar su felicidad y a vivir dignamente con el producto de su esfuerzo. La cultura de la muerte rechaza la trascendencia, la dignidad y el derecho natural, aunque alegue defender los derechos humanos.

javierlivas@gmail.com