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De vuelta
Finalmente, luego de semanas enteras de incertidumbre y expectativa, el pasado 17 de junio, el subcomité técnico regional COVID-19 Sureste dio a conocer las medidas sanitarias para gimnasios y academias deportivas/culturales y su reactivación a partir del 1º de julio.
Luego de que un grupo de representantes de academias de la ciudad pudiera dialogar con Blas Flores, director de Fomento Económico y Turismo de Saltillo, solicitando, en primera instancia que se diferenciara a la actividad dancística de los gimnasios, (en los que hasta ahora se había incluido) y sobre todo, solicitando la autorización de reapertura, con base en los fundamentos que se detallaron en la entrega anterior: la situación económica de este sector, considerado vulnerable ante la ausencia de un ingreso seguro, contrato y prestaciones; considerando principalmente, la preservación de la salud integral de los estudiantes, que demandan la necesidad de activación mediante esta disciplina.
Aunque los lineamientos estipulados en dicho documento son muy generales, la comunidad de maestros está trabajando en estrictas medidas, que obedecen a los diferentes contextos en particular, acorde a los requerimientos de cada género, a la población con la que trabajan, al nivel y frecuencia de sus respectivas clases, y en un ejercicio colectivo: se revisan y comparten en el grupo de maestras y maestros de nuestro estado que se unifica y se consolida de frente a las circunstancias que nos corresponde resolver.
Este miércoles la mayoría de las academias de la región volverán a abrir las puertas, en este momento se están preparando, invirtiendo en el material y equipo sanitizante, preparando las instalaciones, creando protocolos, sometiéndolos a una exhaustiva revisión conjunta para asegurarse de que contemplen todos los detalles, y que garanticen nuestra primordial preocupación: la salud de los bailarines.
Sólo falta esperar la respuesta de las familias, su compromiso responsable, al tomar la decisión de volver al salón de danza, asegurando un trabajo conjunto, en el total apego a las medidas sanitarias y con esto, poder retomar esta actividad presencial de manera cautelosa, en un proceso controlado siempre vigilando el mantenimiento de la salud.
Los tiempos siguen siendo difíciles en esta nueva etapa de la pandemia, muchas familias han sido golpeadas económicamente en mayor o menor intensidad, esto de la mano al estrés generado, a la incertidumbre, el temor, enojo, aburrimiento y una serie de emociones en cada miembro de la familia, algunas contenidas, otras que explotan sin control y generan problemáticas diversas, incluso exhacerbando la violencia doméstica. Esto ha alertado a las autoridades sanitarias y ha generado gran preocupación por la salud mental en torno esta contingencia, buscando herramientas de acompañamiento y atención que puedan aminorar su impacto.
En múltiples ocasiones hemos hablado de los efectos y beneficios físicos, emocionales, cognitivos y sociales que la Danza ofrece a quien se acerca a ella. Es un buen momento para hacerlo, para darle al cuerpo una alternativa de salud ejercitándolo a través del movimiento y la música, activando procesos neuronales, químicos, biológicos y físicos, liberando dopamina, ubicando el cuerpo en el espacio, manejando direcciones y niveles, recordando una serie coreográfica, siguiendo el ritmo e identificando la armonía y melodía, y todo ese proceso que ocurre de manera simultánea, casi mágica, mientras se encuentra además una potente vía de expresión emocional, que libera, y además trasciende como la forma más sublime de comunicación con lo más profundo de nuestro ser y que permite conectarlo con el mundo exterior, de manera armónica y perfecta, así es la Danza… ¡Bienvenida de regreso!