De sorpresa en sorpresa

Usted está aquí

De sorpresa en sorpresa

De sorpresa en sorpresa avizoramos las enseñanzas de la vida a través de la que nos es propia, o a través de la de otros u otras

De pronto tenemos la sensación de que somos parte de algo cuando escuchamos un tema musical o el relato de una historia, o cuando llegamos a un lugar y pensamos que ya habíamos estado allí a pesar de no haberlo conocido antes  

La sensación de sorpresa es más grande cuando al observar fotografías de ancestros descubrimos nuestras orejas en las orejas de algún tatarabuelo o nuestra mirada en la del tío abuelo materno que de pronto no sabemos identificar por su nombre pero que allí está inefablemente eterno en una fotografía en blanco y negro.

Una sensación de sorpresa fue la que tuvieron al conocer el pueblo de Bustamante, Nuevo León, cuarenta tlaxcaltecas (niños, adolescentes, jóvenes y adultos) que integran la Compañía de Danza “Cacaxtla” cuyo nombre lo tomó el matemático Fortino Pérez Montiel, su brillante director, del emblemático centro ceremonial con murales de influencia maya, situado en el actual territorio del Estado de Tlaxcala.

Recién llegados les dije que la biblioteca y el archivo municipal llevaban el nombre de Desiderio H. Xochitiotzin, luego les mostré el auto retrato de este muralista e historiador que fuera Cronista de la ciudad de Tlaxcala. Los visitantes se sorprendieron porque estaban en una población de origen tlaxcalteca a más de mil kilómetros de distancia de sus hogares.

A ellos les compartí la anécdota de don Desiderio que cuando en 1997 visitó por primera vez Bustamante se inclinó a besar la tierra que sus antepasados pisaron a finales del Siglo XVII cuando fundaron San Miguel de Aguayo de la Nueva Tlaxcala, hoy Bustamante. 

También les dije a los asombrados tlaxcaltecas que el maestro Xochitiotzin amaba el sonido de las campanas del Templo de San Miguel Arcángel y que el día que supimos de su muerte, los bustamantenses le organizamos un homenaje en la Plaza de Armas y pedimos que doblaran las campanas de este templo en su honor y como señal de duelo.

La Compañía de Danza “Cacaxtla” se acompañó de dos grupos musicales uno de ellos de cuerdas que incluían un par de salterios, guitarra, vihuela y violín, y otro de percusiones, teclado e instrumentos de aliento, (trompetas, saxofones y trombón).

El niño José Manuel Grande Bautista, de 10 años de edad, cuya estatura contrastaba con su apellido interpretó con trombón algunas melodías antes de que iniciara el espectáculo. 

Mucho virtuosismo mostraron los músicos y bailarines del ballet cuando presentaron el martes 29 de marzo en el Teatro Lucy Herrera el programa “Tlaxcala es…Fiesta de color” con las danzas tradicionales tlaxcaltecas. Los bailarines ejecutaron jarabes, un vals porfiriano, la pintoresca Danza de Catrines y las cuadrillas del Carnaval de Tizatlán y las Cuadrillas Taragoteadas. Con vestuarios impecables y coloridos impactaron a los que asistimos y ahora los sorprendidos fuimos los bustamantenses.

Al día siguiente muy temprano y en la buena compañía del Párroco de origen tlaxcalteca Juan Sánchez Hernández los distinguidos visitantes conocieron la imagen del Santo Cristo que tiene la advocación de “El Señor de Tlaxcala”. Cuando el Padre Juan los condujo al lugar en el que se conserva el Santísimo y observaron reproducciones de las imágenes de “Los Niños Mártires” (pintada originalmente por el maestro Xochitiotzin), y de la Virgen de Ocotlán, imágenes religiosas muy veneradas por los tlaxcaltecas; volvieron a sorprenderse como quien se sorprende cuando se ve reflejado en algo o en alguien. 

Mi amigo, el Padre Juan, ha hecho un trabajo constante de difusión regional y nacional de las imágenes religiosas de origen tlaxcalteca incluyendo la gastronomía y artesanías de su Patria chica. Cuando niño fue alumno de Don Desiderio y aprovechó el momento de la visita de sus paisanos para recordarlo como uno de los personajes ilustres de Tlaxcala. También recordó a su madre que cuando conoció el mundo místico y mágico del pueblo de Bustamante, se sorprendió de lo que lograron sus ancestros muchos años atrás.

De sorpresa en sorpresa avizoramos las enseñanzas de la vida a través de la que nos es propia, o a través de la de otros y de otras. Es bueno para la salud emocional no dejar de sorprendernos, hasta de nosotros mismos…