De rosca y monitos

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De rosca y monitos

Tiempo de reyes…pero de Reyes Magos. La rosca, los tamales, el champurrado o atole de pinole (como el que hace la profesora Sanjuanita Cruz en Bustamante). Tiempo en el que los compadres se reúnen para hablar de sus cuitas, de sus deudas, de sus sueños y sobre sus preguntas existenciales en vísperas del camino final.

Tiempo de platicar sobre el tema de la captura de “El Chapo” Guzmán, -si será extraditado o hará un nuevo túnel en tierras mexicanas para escaparse- y sobre las últimas vicisitudes que sufre el tipo de cambio de nuestra moneda con el dólar y la mentira de que la depreciación del peso se hará sentir sólo los primeros seis meses del presente año, como si en el próximo mes de julio pudiera ocurrir el milagro de que el peso se recupere.

En esas reuniones las comadres se observan con detenimiento para saber si alguna de ellas porta alguna prenda de fiestas pasadas, pues su memoria fotográfica es capaz de retener desde cinco años atrás la vestimenta femenina propia y la de las otras damas. Si alguien repite un vestuario es señal de que no andan muy bien las cosas económicas por casa lo que será tema de conversación para reuniones posteriores; aunque quien vuelve a usar la misma “ropa de salir” en fiestas especiales, o quien la recicla está haciendo lo correcto: no descartar, por descartar prendas de vestir.

Y en la reunión para “partir la rosca” se reencuentra la gente vieja más añosa que antes y se ven allí a los otrora niños o niñas vistiendo y calzando como adultos. 

El paso de los años no tiene compás de espera para nadie. Envejecer es un acto de justicia para todos, aún para los que hacen hasta lo imposible para lucir más jóvenes. La vejez nos alcanza siempre…si es que tenemos la suerte de llegar a viejos. 

Y, ¿a quién “le tocó” el monito de Niño Dios? ¿Quién se comprometerá a organizar la Fiesta de la Candelaria con todo y viandas? Que yo recuerde los que encuentran el monito entre su pedazo de rosca, jamás convocan a ninguna fiesta. A mí me ha “tocado” tres veces.

Lo cierto es que al inicio del año los pequeños y los grandes parecemos concentrados en pensar en los buenos recuerdos. Los seres que empiezan su vida tal vez extrañen los juegos deportivos de la escuela que se acompañan del sol y de la risa. Los adolescentes que recién se enamoraron tienen fijado el rostro amado. Los mayores lloramos a nuestros muertos pero, como también fuimos niños y jóvenes, tenemos la ventaja de entender mejor lo que ocurre a nuestro alrededor aunque hoy en día existen grandes distractores que inhiben el pensamiento asertivo.

¿Y qué es lo que ocurre a nuestro alrededor? El año 2016 parece presentarse como un año en el que habremos de retar nuevamente a la adversidad aunque el precio de la gasolina sea un poco menor, y exista la promesa de la reducción del costo de la energía eléctrica.

Cómo un resultado de inclusión social se anunció recientemente que 57 millones de personas ya estaban adheridos al Seguro Popular, pero eso no logrará frenar la pobreza de un 52 por ciento de la población mexicana que se viene arrastrando desde décadas atrás. 

Las circunstancias macroeconómicas de México apuntan a que los pobres serán más pobres y muchas familias de clase media que estaban en el margen inferior de su clase económica, pasarán a ser parte de la base de la pirámide social de la que difícilmente saldrán.

Hay otro tipo de monito que nadie quisiera encontrarse en la rosca de las tribulaciones que sufre México, y son las manifestaciones de la delincuencia organizada. Sigue siendo tema de conversación en las reuniones información de personas que han sufrido asaltos, robos y perdido la vida por ello lo que resulta inadmisible en un país que declara que los índices de inseguridad están a la baja. ¿Con “El Chapo” en prisión?