El caos está presente en la vida por naturaleza propia.  Mientras la Tierra no sale de su órbita y la ley de la gravedad no es revocada, hay situaciones y consecuencias inesperadas que desafían el rastreo del control y de la estructura.  A lo largo de la historia, y de nuestra historia (como raza humana), fenómenos naturales y nuestros propios planes nos han arrojado a espacios de caos que tal vez hemos sentidos insuperables.  

Hay muchos dichos populares que muestran la esperanza, o tal vez solamente un esfuerzo por no morir en el intento de lidiar con el caos.  “Todo pasa por algo.”  La vida es un vaivén entre el orden y el caos.  Cada problema o desafío caótico nos da la oportunidad de crecer y, en el crecimiento, recuperar una semblanza de orden.  

Hoy tenemos rutinas y costumbres nuevos que desarrollamos a partir de la propagación de un virus en el mundo entero.  Tenemos una suerte de orden dentro de una situación que llegó de manera impredecible e imprevista.  No la vimos venir.  No pudimos haber hecho mucho para evitarla, pero hemos hecho un trabajo de gigantes para adaptarnos.  

Esta tarde un hombre buscó su cubrebocas antes de salir de mi consultorio, así como hacen muchos desde hace un año.  Pensé como, en el momento, cuando llega, si llega, tal vez batallaremos para salir de casa o circular en público sin el accesorio que se ha hecho tan incómodamente común y habitual.  Entraremos de un nuevo caos y haremos lo que tenemos que hacer para adaptarnos y establecer orden…de nuevo y otra vez.