De la pantalla a las urnas. Una pequeña diferencia

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De la pantalla a las urnas. Una pequeña diferencia

El 20 de enero de 1981, Ronald Reagan juró como el cuadragésimo Presidente de los Estados Unidos.

No lo traigo a cuento porque sea Reagan santo de mi devoción. Si ya de por sí es difícil sentir empatía por cualquier político, más arduo resulta cuando se trata de alguien que intentó militarizar el espacio al tiempo que imponía la teoría creacionista dentro de la enseñanza pública.

No obstante, fue Reagan un líder a la medida de los EEUU de la década de los 80, una época que hoy se evoca como una burbuja de candidez que habría de reventar con el golpe anímico que la posmodernidad estaba por asestarle a toda la humanidad.

Pero lo que yo quería destacar, sin embargo, son los orígenes de Reagan como actor de cine y televisión, los cuales no parecieron meter mucho ruido al electorado a la hora de votarlo Presidente y luego nuevamente, para su reelección, en una de las victorias más aplastantes de que se tenga memoria.

Al parecer, su formación profesional en el mundo del entretenimiento no obstó para que los gringos lo escogieran como líder de su país y del “mundo libre” (así se asumen ellos, ni más ni menos, ¿qué quiere usted que yo haga?).

Lo he tenido en mente estos últimos días porque como recordará, circuló recientemente el listado de celebridades del mundo del espectáculo y los deportes que habrán de contender por algún cargo en las elecciones intermedias de este año. Repasemos a los que son dignos de mención:

Tinieblas Jr. y Blue Demon Jr. (sendos predecesores se revuelcan en el cuadrilátero del Más Allá); Paquita la del Barrio (por el Partido de los Inútiles, supongo); Bibi Gaytán (porque ser Presidente vitalicia de mi corazón no le basta a la muy ambiciosa); Vicente Fernández Jr. (porque su familia sigue preocupada tratando de encontrarle algún talento antes de que cumpla 60 años); Jorge “El Travieso” Arce (quien se dio a conocer gracias a su famoso hermano Daniel); Alfredo Adame (porque si hay algo más bajo que tener un pleito con Carlos Trejo, es sacarle al pleito con Carlos Trejo); Jorge ‘Campes’ (ya lo quiero ver llegando a la Alcaldía de Acapulco con sus coloridos atuendos) y Lupita Jones (una ‘miss’ gobernadora para que cuando le pregunten qué se necesita para resolver los problemas de violencia y crimen organizado, diga “la paz mundial”).

Y aunque no constituye en absoluto novedad alguna que las fuentes informativas del programa “Ventaneando” adornen las boletas electorales, la situación de este año sí es digna de mencionarse. ¿Por qué?

Sucede que, a pesar de nuestro desencanto histórico de toda la clase política, del sistema ‘democrático’ que nos cargamos, las campañas y los procesos, la injerencia de los gobiernos en el resultado final y los partidos que ‘¡ahí te encargo!’, a pesar de todo lo anterior, esta vez se anticipa un nivel de apatía elevado aun para nuestros estándares acostumbrados.

No olvidemos (como si se pudiera), que el actual ‘Prejidente’ alcanzó la máxima investidura luego de perseguirla sin descanso a lo largo de una campaña de por los menos 18 añitos. Eso por sí sólo tendrá un efecto muy contrastante en el ánimo del electorado el próximo 6 de junio.

Porque para muchos, votar por AMLO fue el “last chance”, apostarle por última vez al cambio por la vía democrática-electoral y si dicho cambio no parece estarse dando, ni siquiera estarse gestando, será difícil que algo haga a este elector reconsiderar las otras opciones, ya sea que las haya cruzado antes o no.

Al menos no veo a nadie diciendo: “Me falló ‘Amli-Bebé’… creo que después de todo no sería tan mala idea darle una oportunidad al PT”.

No. El que vio en Andrés Manuel al último recurso fallido de la política nacional, no tiene ya retorno. Se ha ido para siempre a una tierra de cinismo y desencanto de la que no se regresa jamás y menos bajo la promesa de ningún abanderado de ninguna de las consabidas divisas políticas, sea PAN, PRI, PRD e incluso Morena.

-¡Pues si esos malagradecidos no votan por nuestro partido, lo harán por algún famoso! ¡Tráiganme a Cepillín!

-Está hospitalizado, señor.

-¡Pues tráigame entonces a su equivalente de Multimedios no sindicado!

Y así fue como surgió la candidatura de Patricio Zambrano, que también contiende este 2021, en busca de una diputación por el PRI. ¡Bien!

Para ser justos con la memoria del finado Ronald Wilson Reagan, habría que destacar que pese a provenir de Hollywood, no era ningún improvisado en la política. Como actor fue elegido presidente del Screen Actors Guild (algo así como la ANDA, pero de primer mundo) y en el ámbito empresarial fue portavoz para General Electric. Luego inició una intensa actividad como militante y activista hasta que en la década de los 60 se convirtió en Gobernador del Estado de California. Luego contendió contra Nixon por la candidatura republicana a la Presidencia y al perderla se convirtió en su colaborador durante su gestión y más tarde lo volvió a intentar con igual resultado contra Gerald Ford. Finalmente, en los albores de la década de los 80, se hizo con la postulación de su partido.

La fauna que en cambio nos presentan los partidos políticos mexicanos, la conforman especímenes directamente extraídos de las páginas del TvNotas. Una pequeña notable diferencia.

Y si ese hato de impresentables es lo que los partidos nos presentan es porque no tienen argumentos morales ni prospectos para llamarnos a las urnas, y porque su prestigio y poder de convocatoria es inferior al de los candidatos que postulan.

¡Saque entonces sus propias conclusiones y que Paty Chapoy nos agarre confesados!