Las políticas de seguridad social y de prevención de la salud debieran ser una prioridad para los gobiernos. Los sistemas modernos de la salud se orientan primero  a la prevención y a la educación para la salud, aunque una vez contraída la enfermedad éstos deben tener capacidad para atender integralmente al enfermo, ya que la calidad de cualquier sistema de salud se expresa esencialmente por su capacidad para planear y aplicar políticas preventivas eficientes que logren evitar la presencia de enfermedades y atender con precisión  a los enfermos. 

Por desgracia para la población mexicana, en los últimos sexenios los gobiernos han abdicado de estas responsabilidades; según los especialistas, el Seguro Popular (SP) es un fraude sanitario que se puso en práctica en los 2 últimos sexenios y a través de él se prestan sólo servicios esenciales sin que la atención médica y las condiciones de salud hayan mejorado, al contrario, el propio gobierno de Peña Nieto ha reconocido que la afiliación desmedida al SP, por falta de planeación ha saturado los servicios y forzado edificaciones hospitalarias que operan a un 60 por ciento, generando un gran problema laboral irresuelto, se han contratado irregularmente a médicos y enfermeras; aunque los problemas del SP aún no han sido analizados con certeza y puntualidad, de ahí que  sea considerado hasta ahora, más como un severo problema que una solución para la salud de los mexicanos (Dr. Gustavo Leal), esta es sólo una muestra de las decisiones desacertadas e insensatas que adoptan los gobiernos.

Al IMSS y al ISSSTE se les han hecho reformas; (1997 al primero, 2007 al segundo) con la reforma al ISSSTE los servicios han empeorado, sólo habría que preguntar a los usuarios para comprobarlo, pero ambas son reformas presentadas con urgencia y mal hechas que exhiben vacíos y ambigüedades resultados de una precipitada aprobación parlamentaria y en el IMSS 20 años después de la reforma, ésta ha servido para congestionar las bolsas de los administradores y lo que se puede comprobar a diario es que el IMSS funciona en medio de un desorden generalizado porque se carece de políticas clínicas que realmente beneficien a los derechohabientes. 

Pero esto no es responsabilidad de los equipos de salud, sino de los gobiernos federales  quienes han hecho del IMSS un botín o caja de saqueo de los sistemas pensionarios, deliberadamente el IMSS e encuentra en el abandono con insoportables tiempos de espera y carencias insultantes.

Este breve  e incompleto recorrido lleva al resultado de la indefensión en la que se encuentran millones de derechohabientes enfermos que eluden acudir al IMSS, al ISSSTE o a las clínicas del magisterio de la Sección 38 –cuya situación ha sido ampliamente descrita en VANGUARDIA, durante varios años – y optan por acudir a los consultorios instalados en las farmacias, sean similares o  las particulares las cuales han proliferado, y pagan una cantidad simbólica si se quiere, pero las consecuencias pueden ser dramáticas porque los diagnósticos son también  simbólicos, parciales y solo ofrecen calmantes, placebos que calman, tranquilizan, pero no van a las causas, las cuales pueden llevar a padecimientos crónico degenerativos que posteriormente aparecen, cuando puede ser demasiado tarde.  

El sistema de salud es un caos, en el IMSS de la clínica 2 de Saltillo utilizaron lo que eran 2 cocheras asignadas a discapacitados, para ampliar el servicio de urgencias, ahora los minusválidos, quienes tienen autos, deben estacionarse a 4 0 5 cuadras de distancia y caminar o bien arriesgarse a ser infraccionados y pagar una multa que puede llegar a 300 pesos.

Antes ya se había descrito en estas páginas como en unos días de crudo invierno, por falta de espacios algunos pacientes fueron “atendidos” a la intemperie (VANGUARDIA 14- 12-18) o bien otros permanecían en cartones echados al suelo. En fin la seguridad social sigue en retroceso, es un derecho humano que empeora y  se difumina a pesar de que se paga por él.

@RosaEstherBeltr