De inauguración a inauguración

Usted está aquí

De inauguración a inauguración

Una pequeña nota acompañada de una fotografía publicada en la sección de locales de VANGUARDIA en días pasados, me trajo el recuerdo de una maestra saltillense muy querida por muchas generaciones a quienes dedicó sus afanes de educadora: Cecilia Rodríguez Melo. La nota periodística en cuestión daba cuenta de la introducción del drenaje sanitario en la colonia Niños Héroes al sur de nuestra ciudad, y en la fotografía aparece Esther Quintana Salinas, jefa de la oficina de Presidencia Municipal, vaciando el agua de una tina en una alcantarilla del drenaje en el acto inaugural, acompañada por otras personas.

 Hace muchos años se puso en funcionamiento el drenaje sanitario en el barrio del Ojo de Agua. Cecilia me contó, con aquella simpatía natural que la caracterizó siempre, cómo inauguró ella el drenaje del barrio. Ella era, a la sazón, directora del jardín de niños Alberto del Canto, un kínder nuevo ubicado en el populoso y antiguo barrio al sur de Saltillo, y fue siempre muy querida por todos los vecinos, principalmente por Pancho “La Gallina”, patriarca del vecindario y mantenedor del más famoso grupo de matachines de Saltillo, los danzantes del Ojo de Agua. Don Pancho “La Gallina” y su hermano “El Pirata”, fundaron la Unión de Captores de Aves Canoras y Similares, y como en los “similares” entraban todos los oficios imaginables, seguramente también consideraban a la directora miembro de aquella unión de trabajadores. Cecilia contaba que cuando terminaron las obras de introducción del drenaje al Ojo de Agua, aquel patriarca y su esposa Jesusita la invitaron a desayunar en su casa, junto con otras muchas personas. Aquel día, Pancho y su familia y prácticamente todo el barrio, la esperaban afuera de la casa. Cuando Cecilia llegó, la recibió La Gallina y le dijo solemnemente delante de todos: “Por favor pase al baño pa’ que lo inaugure”. En medio de las miradas, ella se encerró en el cuarto de baño y después de un momento, le bajó a la palanca, luego abrió la puerta y mostró su mejor sonrisa. La Gallina le preguntó: “¿Funcionó?”, y cuando ella respondió afirmativamente, la gente le brindó uno de los aplausos más cálidos que recibió en su vida y pasaron luego a la mesa a desayunar.

Cecilia se ganó el corazón de todo el barrio, como se ganaba el de toda la gente que la conocía, tanto que Pancho “La Gallina” le enseñó a tocar y bailar la tradicional danza de los matachines y ella pudo enseñar a otras maestras, con lo que la danza se integró en casi todas las escuelas de Saltillo. Ella misma formó varios grupos escolares de matachines que en su tiempo hicieron época.

Cecilia fue una auténtica educadora. Educó en las primeras letras a muchas generaciones de saltillenses en el Colegio Zaragoza en los años cincuenta, en donde junto a Magdalena Garza, la maestra Petrita y otras profesoras, guiadas por los Hermanos Lasallistas, formaron un grupo de mentoras que hicieron historia en el CIZ. Pasó después al Jardín de Niños Apolonio M. Avilés, por la calle de Juárez, y de allí se fue como directora a varios jardines de niños. Después dirigió por más de 30 años el Centro Cultural y de Bellas Artes Santa Anita, en donde sin aspavientos, atendía cada año a 300 alumnos y dio a la comunidad guitarristas, violinistas y bailarinas de prestigio. Cecilia cuidaba también con mucho esmero su antiguo edificio y su bellísimo jardín en el que crece una enorme glicinia, una enredadera casi en extinción, que se daba en algunas viejas casas de Saltillo, y que en primavera se llena de innumerables racimos colgantes de flores de color entre azul y lila, y no se viste de hojas hasta que las flores se acaban.

El Centro Cultural y de Bellas Artes Santa Anita cumplirá 40 años de su fundación el próximo noviembre, bueno sería que en su honor, se le imponga el nombre de Cecilia Rodríguez Melo.

edsota@yahoo.com.mx