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De Hopper a Rothko, el arte estadounidense del siglo XX en Alemania
Una gran muestra de clásicos de la pintura moderna estadounidense podrá ser visitada a partir del próximo sábado en el Museo Barberini, ubicado al sur de Berlín.
"A través de estas obras se puede entender el camino emprendido por los norteamericanos hacia el arte moderno", dijo Ortrud Westheider, directora de este museo que abrió sus puertas a principios de año en un antiguo palacio de la ciudad de Potsdam.
"Es una colección fascinante. Exhibe con mucha fuerza cómo los artistas se desarrollaron para pasar del impresionismo a la geometría y a la pintura abstracta", añadió sobre la exposición, titulada "De Hopper a Rothko: el camino estadounidense hacia el arte moderno".
Así, ocho salas temáticas repasan de forma cronológica la evolución del arte norteamericano. Entre las obras hay paisajes y retratos de finales del siglo XIX, pero también motivos abstractos. Tras la Segunda Guerra Mundial, los artistas se abocaron más a las figuras y después de los 1960 a los colores y las relaciones entre éstos, como queda de manifiesto a lo largo de la muestra.
Junto a las obras de Edward Hopper (1882-1967) y Mark Rothko (1903-1970) podrán ser admiradas pinturas de George Inness (1825-1894), Marsden Hartley (1877-1943), Georgia O'Keefe (1887-1986) y Richard Diebenkorn (1922-1993), entre otros.
Un total de 68 obras de medio centenar de artistas fueron enviadas a Alemania por la Phillips Collection de Washington y algunas se muestran por primera vez en el país.
El coleccionista y mecenas Duncan Phillips (1886-1966) llegó al arte moderno norteamericano a través de la pintura francesa. En 1921 abrió la Phillips Collection antes de que se inaugurara el famoso Museo de Arte Moderno en Nueva York.
Phillips fue un visionario y reconoció de forma temprana la importancia del arte como lenguaje universal, dijo Susan Behrends Frank, curadora de la Phillips Collection. En su museo expuso a los impresionistas franceses junto con los norteamericanos para que se vieran las influencias e intersecciones pero también las diferencias, explicó.
El Museo Barberini fue inaugurado a finales de enero para sumarse a la larga lista de mecas artísticas que atraen al público en la capital alemana y en sus inmediaciones.
Está asentado en el antiguo Palacio Barberini, un edificio barroco del siglo XVIII cuya reconstrucción fue costeada por el multimillonario Hasso Plattner, cofundador del gigante informático SAP. Más de 320.000 personas visitaron la primera muestra de impresionistas franceses. Algunos de los cuadros forman parte de la colección de Plattner.