Manchester United maniató al avasallador ataque de Liverpool, y el choque entre dos de los clubes más ilustres del fútbol inglés se saldó el lunes con un empate sin goles.

El conservador plan táctico del entrenador del United José Mourinho salió a la perfección en Anfield.

Liverpool no pudo marcar en casa por la Liga Premier por primera en exactamente 10 meses. El United fue precisamente ese rival, pero entonces dirigido por Louis van Gaal.

Cuando los jugadores de Liverpool lograron sacarse la pegajosa marca de los defensores del United, se toparon con un notable David de Gea. El arquero español se lució con magníficas atajadas para ahogar el grito de gol del alemán Emre Can y luego del brasileño Philippe Coutinho en el segundo tiempo.

Liverpool afrontó el partido de la octava fecha como el equipo más goleador del torneo, empatado con Arsenal.

El local fue más incisivo en la segunda mitad, sobre todo con el ingreso del volante Adam Lallana. Pero nunca estuvieron en condiciones de conseguir el triunfo por tres goles que les hubiera colocado al tope de la Premier.

Manchester City y Arsenal comparten el liderato con 19 puntos, seguidos por Tottenham (18), Liverpool (17), Chelsea (16), Everton (15). El United sigue séptimo, a cinco unidades de la cima.

El enfrentamiento que es considerado como el más atractivo de la liga se quedó debiendo, y la culpa de ello obedeció en gran medida al planteamiento de Mourinho.

Su United ha sido criticado esta temporada por no tener el mismo nivel de intensidad de sus rivales al título, pero sus jugadores salieron a asfixiar a Liverpool, propiciando numerosos errores. La pieza clave fue el volante de contención español Ander Herrera.

La primera buena ocasión de gol la tuvo Zlatan Ibrahimovic, el delantero sueco del United, con un cabezazo que se fue desviado a los 54.

Liverpool pasó a dominar a partir de ese momento. De Gea supo echarse a su derecha para repechar un zurdazo rasante del alemán Can y luego manoteó afuera un peligroso remate combeado de Coutinho, desde 30 metros, a los 71.

Wayne Rooney quedó relegado al banco de suplentes del United por tercer partido seguido. Ingresó a los 77, pero no gravitó mucho.