De esposo a "roomate" ¿Le está pasando a tu matrimonio?

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De esposo a "roomate" ¿Le está pasando a tu matrimonio?

Foto: Archivo
Podemos cambiar y cambiar de pareja pensando que el matrimonio no funciona y estar cegados a que el problema viaja con nosotros, y a donde vayamos y con quien estemos siempre generaremos el mismo conflicto.

Imagino que si te animas a leer este artículo es porque seguramente conoces a alguien que vive este problema, o porque tú misma sientes que tu matrimonio se está convirtiendo en todo, menos en una relación que te hace feliz. Antes de seguir adelante, dejemos claro que este problema de estar casados y parecerse más a compañeros de habitación que a una pareja feliz, es más común de lo que supones.

Al principio de la vida en pareja todo es lindo y la vida parece color de rosa, pero conforme pasan los meses, o inclusive los años, las cosas que eran especiales pierden su brillo. Con hijos o sin hijos, la relación cambia y una mañana despiertas y te das cuenta de que el aburrimiento, la monotonía y el hartazgo llegaron y se instalaron en tu hogar con intenciones de no irse.

Hay enojos por cualquier cosa o incluso, ¡ni enojos! porque ya poco se dirigen la palabra; no hay conversaciones, sólo un par de desconocidos que viven juntos. Es un momento sumamente triste darse cuenta de que a esto se reduce un matrimonio, de una pareja que se casó llena de esperanzas, ilusiones y amor.

¿Qué se puede hacer? ¿Darnos por vencidos? ¿Existe alguna solución?

¿Qué pasó contigo?

Cuando hay problemas, por lo regular vemos el error en los demás y muy pocas veces vemos y reconocemos que somos los primeros generadores de nuestros problemas y condiciones de vida.

El aburrimiento nace en nuestro interior y lo contagiamos; sí, así como lo lees. Cuando una persona deja de tener metas, proyectos, vida propia y se limita a depender de su pareja en este caso, pronto se sentirá decepcionada porque espera que al otro le haga feliz y no a generar su propia felicidad.

Revisa qué pasó contigo, qué pasó con tus planes, ¿los dejaste olvidados? Pero no dejes de mirar el otro lado de la moneda: ¿te llenaste de tantos planes y proyectos personales que terminaste haciendo a un lado a tu pareja?

Las prioridades del matrimonio

Muchas parejas inician su vida en común sin nada material, pero llenos de amor. Comienzan a esforzarse, a trabajar y juntos van logrando sus metas. El problema inicia cuando esa hermosa pareja pierde de vista sus prioridades y comienza a trabajar y trabajar por cuestiones materiales dejando a un lado el tiempo juntos, servirse, seguir conquistándose, salir, acercarse a Dios o simplemente pasar tiempo en familia.

Cuando nuestras prioridades dejan de ser nuestro esposo y nuestros hijos, todo lo demás ya no tiene sentido y sólo es cuestión de tiempo para que se derrumbe. Amo esta frase por lo que tiene de sabia y aviso a tiempo: “Ningún éxito en la vida compensa el fracaso en el hogar”.

Una nueva oportunidad

Una vez que has reconocido que la situación que vives no es normal, que no te hace feliz y que tú misma has colaborado para que se dé, invita a tu pareja a hablar, a ser sinceros y a tomar de frente lo que viven. Nunca es fácil ni agradable. Las primeras pláticas suelen ser duras y agotadoras, pero son muy importantes.

No hablar del tema no desaparece el problema, por el contrario, lo hace más grande.

En este punto de la plática debo decirte que el divorcio no es la solución para ninguno de los dos; inclusive para divorciarse hay que perdonar y buscar ser perdonado. Separarse porque “el matrimonio no es lo que pensábamos”, no soluciona de fondo las cosas que dejamos de hacer. Podemos cambiar y cambiar de pareja pensando que el matrimonio no funciona y estar cegados a que el problema viaja con nosotros, y a donde vayamos y con quien estemos siempre generaremos el mismo conflicto.

Hablar e intentarlo sinceramente juntos, una vez más, siempre valdrá la pena.