De cuando Lolita Lebrón atacó el Capitolio, el templo de la democracia en EU

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De cuando Lolita Lebrón atacó el Capitolio, el templo de la democracia en EU

El Capitolio es el templo de la democracia en Estados Unidos. Una democracia admirable que lleva siglos de consolidación. Dijo Emilio Rabasa (en 1912) que “el pueblo norteamericano había consumado la completa evolución de su gobierno dentro de su misma Constitución escrita, rígida e inmóvil por siglos”, y agregamos que con muy pocas “enmiendas”, como ellos llaman a las escasas 27 reformas que han legislado a su carta magna desde su creación en 1787. Una situación única en este continente. Caso contrario a todo Latinoamérica, con 190 constituciones en sus primeros 150 años de vida independiente y como en el caso de nuestro País, con cientos y cientos de reformas constitucionales más de fábula que de práctica realidad, mismas que nos han dado una democracia imperfecta, un galimatías penal y un monstruo electoral inmensamente burocrático, y así por el estilo.

El caso es que esa casi perfecta democracia gringa también ha tenido sus riegos, crisis y atentados de los cuales ha salido avante por la solidez de sus instituciones.

El 19 de julio de 2014 publicamos en este espacio la historia de un atentado al Capitolio de los Estados Unidos cometido por un comando de puertorriqueños encabezados por Lolita Lebrón, un caso inédito en la historia de Estados Unidos. Tan grave como el que ahora ha cimbrado a esa nación. Sólo que aquellos eran insurgentes externos y los de la semana pasada terroristas domésticos, como los definió el presidente electo Joe Biden.

Aquí un resumen de esa historia que sucedió en 1954.

Cuando Dolores Lebrón Sotomayor, costurera de Nueva York, llegó a Washington D.C., al frente de un comando de puertorriqueños nacionalistas, lo hizo dispuesta a morir por su patria.

Arribó a Washington aquella fría mañana del 1 de marzo de 1954, Lolita tenía 34 años y era líder del comando formado por Irving Flores, Rafael Cancel y Andrés Figueroa.

Y sucedió lo nunca visto en el Capitolio de los Estados Unidos. Desde lo alto de la galería de visitantes los insurgentes desplegaron la bandera nacional de su isla y al grito de “Viva Puerto Rico libre” abrieron fuego de pistolas sobre los diputados del Congreso norteamericano.

“En el tiroteo, cinco congresistas fueron heridos y todos los demás agazapados en el piso a los pies de la humilde costurera.

Lolita y sus comandos fueron sometidos y ella gritó: “Disparé para lograr la libertad de mi país. Disparé para llamar la atención del mundo sobre la situación de mi patria”.

Los rebeldes fueron sometidos y consignados a una corte federal que los sentenció a muerte. El presidente Harry S. Truman mostró clemencia y conmutó la pena a cadena perpetua.

En 1979, Jimmy Carter le concedió la amnistía y Lolita fue recibida en la isla como heroína. En 2001, a sus 82 años, fue de nuevo a la cárcel por invadir la base de los Marines en Vieques. Dolores murió el 1 de agosto del 2010, a los 90 años de edad, y está sepultada en su Borinquen querida.

Terroristas externos, es el parte de la historia. Sólo Biden y la justicia de ese país sabrán qué hacer con los domésticos.

RIPIO

Saludos, Adelaido, sé que estás de “antena” en Gobernación. ¿No has ido a visitar a Rosario? Tú y Sosamantes. ¡No sean ingratos!