De consultas, actores políticos y pasados recientes

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De consultas, actores políticos y pasados recientes

Para dar certeza, evitar suspicacias y bajar los niveles de ansiedad, quien estará a cargo el próximo domingo en la consulta nacional que tiene como propósito llevar a juicio a los actores políticos de administraciones pasadas para garantizar la justicia y los derechos de las víctimas, será el Instituto Nacional Electoral, dicho de otra forma, los ciudadanos.

La consulta nos dará la posibilidad de entender el nivel de democratización que vive el País. El Índice de Democracia 2020 de la Unidad de Inteligencia de The Economist nos colocaba en el lugar 73 de 144 países encuestados en materia de desempeño democrático en el mundo, considerándonos una democracia defectuosa. Y como la democracia es un concepto un tanto etéreo, la consideración de “defectuosa” se refiere a los ciudadanos mexicanos que no hemos entendido lo que significa vivir democráticamente. Las reminiscencias de nuestro pasado dictatorial y monárquico nos siguen condicionando.

Como no hemos tenido este tipo de experiencias por la dictadura perfecta (cfr. Vargas Llosa) de 71 años de gobierno de un solo partido, que experimentamos de 1929 al año 2000 y teniendo como referencia siempre las decisiones unilaterales del Tlatoani, por primera vez celebraremos a nivel federal una consulta.

Por el tema de fondo y la pregunta en la que –como en toda consulta se aprueba o se rechaza una acción o una propuesta– con una ciudadanía poco formada y unos medios más que politizados, partidizados, se pondrá a prueba el mecanismo democrático, e insisto, el talante ciudadano y el estado que guarda nuestra precaria democracia.

Por eso, lo que va a ocurrir el próximo 1 de agosto debe de darle a usted toda la confianza para responder a la pregunta: ¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?

La consulta, por tanto, no puede ser un tema de “cacería de brujas” que va solamente contra los expresidentes, como amarillistamente nos lo han dicho los medios, sino contra los “actores políticos”, por ejemplo, gobernadores, alcaldes, diputados, regidores, senadores, entre otros. Habrá que ver todo el fondo que esta acción representa, si hacemos una buena interpretación.

La liga con el tema de justicia por el empobrecimiento, la desigualdad galopante que nos aqueja, donde la bonanza se quedó en manos de unos cuantos, la impunidad y la corrupción por la que se nos identifica en otras latitudes y otras tantas linduras, serán en mucho el mensaje que se buscará enviar a quienes tengan planeado seguir haciendo a un lado los principios que debe vivir un servidor público en el futuro inmediato.

Seguramente Gilberto Guevara Niebla, con su frase “la democracia es una construcción humana; su vigor y supervivencia no dependen de ninguna potencia natural o supranatural sino de la inteligencia y voluntad de sus miembros”, tiene como base la idea que nos ofrecen los sofistas posteriores a la tríada de los clásicos de la filosofía griega que decía: “la democracia no depende de los dioses, depende de los hombres”, y efectivamente, así es. Depende de usted y de mí.

Y en el entendido de que nada está escrito en piedra, poco a poco –aunque muchos no están de acuerdo– nos vamos aproximando, independientemente de los intereses de los diferentes actores políticos, al concepto “democracia”. La creación del IFE (hoy INE), la transición que hemos experimentado ya en distintos momentos, las candidaturas independientes, la ejemplar participación de los ciudadanos haciéndonos cargo de las elecciones, los pocos referéndums en los que hemos participado y por estos días la Consulta Popular, nos ponen en ruta.

El problema, por supuesto, se encuentra en las filias y fobias que tenemos los ciudadanos en torno a quienes nos gobiernan, porque seguimos sin entender las reglas del juego de la democracia o porque las vísceras simplemente nos impiden aceptar que quienes no pertenecen al partido con el que simpatizo puedan aportar elementos que nos den perspectiva de desarrollo o de aproximarnos cada vez más, insisto, a la democracia.

La consulta popular es un mecanismo directo de participación en el que la ciudadanía aprueba o rechaza una o varias propuestas planteadas sobre temas de interés público. ¿No te parece un tema de interés público el empobrecimiento al que fue sometido el pueblo mexicano en el pasado reciente?

La consulta, por tanto, no puede considerarse sólo una promesa hecha en campaña o de revanchismo político, sino también una acción que cuenta con el aval de la Suprema Corte que le dio forma a la redacción de la pregunta, la participación del Instituto Nacional Electoral que le dará certeza, confiabilidad y legitimidad para que no parezca solamente un capricho presidencial.

Nos vemos el próximo domingo en las urnas. Así las cosas.