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De buenas, malas y peores en Coahuila
DE LAS BUENAS. Amaneció el 2021 con ciertas buenas expectativas derivadas de la designación de dos funcionarios de probada eficiencia que se suman al deteriorado equipo de Riquelme a fin de darle oxígeno, y vaya que lo necesita.
El primero de la tarde, Fernando de las Fuentes, un político de los que da gusto hablar por su bonhomía y experiencia en las lides de atención a la ciudadanía y, aunado a ello, la visión a futuro y disciplina. Desde sus tiempos en la escuela era un tipo modesto a pesar de ser hijo del gobernador en funciones; posteriormente al momento de tomar decisión por su carrera de vida y optar por el servicio público dio muestra de sensibilidad y buen trato con quienes se acercaban a plantearle situaciones. Diputado local, diputado federal y alcalde de Saltillo son puestos que avalan su desempeño en estos momentos en que era necesario un cambio de perfil en el encargado de la política interna del estado.
Otro más es Enrique Martínez Morales, a quien le ha tocado perder y ganar. Lo conocí cuando era director honorario del DIF Coahuila y encabezó una campaña de redondeo y donación de tarimas que luego se convertían en sillas de ruedas para personas con discapacidad. Una gente de bien.
Ha sobrevivido a varias jugadas políticas y es importante que lejos de achicarse ha consolidado su carácter y sensibilidad, más aún con la responsabilidad de la Secretaría de Vivienda que fue convertida por su antecesor en una mina de riqueza para los intereses familiares dedicados a la compraventa de terrenos y la construcción. A ver qué cochinero encuentra Enrique y, lo más importante, la manera en que lo resolverá.
DE LAS MALAS. Para el ya casi exobispo no católico Raúl Vera que será sustituido en la última semana de enero por el obispo Hilario González, quien se sabe trae consigna de neutralizar todas las barbaridades del oriundo de Acámbaro, lugar al que se ira mucho al… retiro.
Vera fue un obispo que, como el Peje, sembró la desunión de la grey católica de Saltillo, tanto que en 2003 y solamente tres años después de haber sido nominado perdió casi la mitad de la diócesis debido a las acciones temerarias que el padrecito inició con las organizaciones radicales de la frontera, hasta donde mandaba carretadas de centavos para la lucha sindical malintencionada que provocó el cierre de compañías como: Mexindro, Mex Star, Dickies, Dimmit, Cerámica Creativa, Gildan, Hanes y Sara Lee, entre otras.
Acabándose el negocio le entró a otro más jugoso que era la defensa de los derechos humanos por el que obtuvo subsidios de organismos internacionales, hasta que estos se dieron cuenta de las intenciones insanas del obispo liviano y chingüengüenchón.
Quebrado el negocio, continuó con el de los migrantes hasta que fue descubierto en el caso aquel del hondureño asesino al que, tanto este como la “señorita” Campbell, defendía a capa y espada, llegando a hostigar a una de las víctimas a fin de que se arrepintiera de sus declaraciones (¿y cómo iba a hacerlo si el tipo la estaba matando, wey?).
La última trapacería fue inventar un robo a fin de desaparecer documentos comprometedores de gastos no justificados (¿A qué ladrón le van a interesar papelitos?).
Lo bueno es que ya se va, lo mejor es que pronto olvidaremos a este personaje que casi acaba con las tradiciones, la fe y esperanza de una grey católica tan importante como la saltillense. No adiós, Sr. Vera, sino hasta nunca.
DE LAS PEORES. Se ha dicho hasta el cansancio del insomnio que viven los hermanitos de la muerte: el profe Bailador (con la lana) y el tal Rubén “N” generado por las trapacerías múltiples en sus administraciones, en la de Torres y hoy día en la gerencia de Riquelme.
A como dé lugar han estado buscando el fuero o al menos la oportunidad de acceder a los primeros círculos de poder, del color que sean, repartiendo billetes a ton y son.
Para tapar sus atracos han utilizado prestanombres, notarios chicaneros y hasta modificaron el Registro Público de la Propiedad en un sistema que se llama malacanchoncha.
Lo que no pueden esconder son sus propiedades y ahí está la fuente de la gran posibilidad de ser procesados. A Humberto se le contabilizan propiedades en Coahuila, Nayarit, Morelos, Nuevo León, San Antonio y España por más de 920 millones de pesos, es decir, tendrá que demostrar que en los últimos 30 años él percibía un sueldo mensual de 2.5 millones de pesos, y en el caso de Rubén “N”, cuyo patrimonio es de mil 470 millones, un sueldo en 30 años de 4.3 millones de pesos. ¡Pónganse abusados, esos de la UIF!