De aeropuertos y mañas

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De aeropuertos y mañas

La necesidad de la construcción de un nuevo aeropuerto en la Ciudad de México se encuentra latente desde finales de los años 90.
El intenso tráfico de navegación, la ampliación de rutas y su estructura basada normalmente en transbordos desde ese sito, amén del desarrollo industrial y turístico del País exigían una nueva opción.
 
PROYECTO. El NAIM, por sus siglas, se construirá en dos fases. La etapa uno tiene un costo de 133 mil 980 millones de pesos, que estarían distribuidos así: infraestructura aeroportuaria mínima requeriría de 72 mil 700 millones de pesos; obras hidráulicas demandarían 30 mil 290 millones de pesos (construir una obra de tal peso en tierras lacustres es un tema costoso y muy polémico). Mientras que las obras complementarias (vialidades y sistemas de transporte masivo) se estima en 30 mil 990 millones de pesos.
 
Su diseño se inspira en el escudo nacional, su edificio terminal medirá 1.5 kilómetros, tendrá cuatro pisos, tres pistas y 96 posiciones de atraque. En 2020, será el segundo más grande del mundo. Actualmente se usan seis mil camiones para acarrear materiales. Pero al saber de los antiguos: “no hay nada grande que no tenga su duda”.
 
LOS RECURSOS. ¿De dónde saldrán los dineros? 1. El Gobierno federal requeriría obtener y aplicar recursos fiscales por 98 mil millones de pesos y que la Cámara de Diputados se los autorizara en forma multianual. 2. Las empresas EAICM y Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM) pagarían al Gobierno federal aproximadamente 71 mil millones de pesos (equivalentes a 6 mil millones de dólares) como aprovechamientos por las concesiones de las que son titulares. 3. La colocación de dos bonos en mercados internacionales por 2 mil millones de dólares. 4. El dinero de nuestras pensiones en Afore, es decir, los ahorradores registrados en las Afores Inbursa, Pensionissste, Profuturo y XXI-Banorte financian al NAIM con una inversión de 13 mil 500 millones de pesos.
 
ACTORES E INTERESES. La construcción se dividió en 21 paquetes de licitación y mediante un esquema financiero mixto que contempla recursos públicos y privados para garantizar la obra supuestamente a fin de no presionar las finanzas públicas.
 
En septiembre del 2016, se dio a conocer que la empresa mexicana Coconal y la constructora Cicsa, de Carlos Slim, ganaron las licitaciones para construir las pistas 2 y 3 del NAIM, respectivamente. Coconal SAPI S.A. de C.V. conjuntamente con Constructora y Pavimentadora Vise S.A. de C.V. obtuvo el contrato para construir la pista 2.
 
Para la Pista 3, la propuesta ganadora fue la de Cicsa en consorcio con GIA, Prodemex y la Peninsular (empresas que pertenecen a Hipólito Gerard –cuñado de Carlos Salinas–, Olegario Vázquez Aldir y Carlos Hank Rhon, respectivamente). Y al final ICA, ganó el contrato de procuración y construcción de la losa de cimentación de la nueva terminal área, por un monto de 7 mil 555 millones 647 mil 477 pesos.
 
IRREGULARIDADES. Vamos en pañales aún con la obra y ya tiene tacha por parte de la Auditoria Superior. La ASF señaló que lo erogado por el GACM entre 2014 y 2016 no coincide con el plan original de que el 58 por ciento fueran recursos fiscales y 42 por ciento privados. Reportó también que el grupo aeroportuario no firmó el contrato para la losa de cimentación del edificio terminal en la fecha señalada del fallo, entregó el anticipo, al contratista ICA, de manera extemporánea y que los precios de la barda del puerto aéreo asignado a la Sedena fue inflado en un 42 por ciento.
 
Una obra de esa magnitud refiere no sólo una gran inversión, sino de gran honradez en el desempeño, pero al fin es México y aquí todo se arregla con un buen desayuno y aceitando las corroídas conciencias. Ya lo dijo Reyes Heroles: “La política, es el arte de lo posible”.