Data-adictos

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Data-adictos

Crece y crece el torrente de data-adictos. Y lo peor de todo es que éstos están contaminando, vía mal ejemplo y debilidad, también a los niños desde los 2 años, inclusive antes.

Los teléfonos inteligentes son una maravilla tecnológica impresionante. Su capacidad de procesamiento, su ingente memoria, su pantalla de altísima resolución y gran portabilidad. Sin embargo, la gente no se está dando cuenta que lleva consigo un nuevo demonio, una nueva forma de adicción con muchos efectos adversos.

Donde más se nota es en el uso de celulares mientras las personas van conduciendo. Nadie entiende que ello equivale a manejar estando borracho. Esa es la estadística equivalente de accidentes. No pocos han perdido la vida por distraerse al textear… o matado a otros.

Los reglamentos de tránsito son ignorados frente a la aparente urgencia por responder al mensaje recién recibido. Y acúsenme de sexista, pero especialmente las mujeres, pareciera que están salvando al Titanic al enviar mensajes en una cadena desenfrenada. O si no, el Instagram, todavía más adictivo.

Las personas data-adictas está literalmente enredadas. A medida que crece su red, reciben y envían muchos más mensajes. El problema crece exponencialmente. Nadie saca las cuentas del costo en horas hombre/mujer que se desperdician en una actividad mayormente frívola e improductiva. Ah, pero se sienten conectados, como si fuera sinónimo de queridos y/o respetados.

También genera competencia y eso envicia peor. Si alguien recibe más “likes” que otro eso crea envidias y frustraciones. La gramática no importa, saber deletrear tampoco, la cosa es estar ahí, hacerse visible, hacerse notar y…

La gente quiere caso. El uso obsesivo de los teléfonos inteligentes revelan una paradoja: en plena era de redes sociales, las personas se sienten más aisladas y desconectadas que nunca. Las verdaderas relaciones humanas están siendo sustituidas por textos tontos y huecos, por “conversaciones” banales y dispersión de chismes.

Está difícil que esta nueva generación de data-adictos se dé cuenta del daño que hacen a sus niños pequeños cuando les entregan un celular para ahorrarse atención personal. No caen en cuenta lo vulnerables e indefensos que están los casi bebés ante el atractivo del movimiento, el color y sonido. Esta es otra forma de adicción más peligrosa aún que la del data-adictos.

El crimen de convertir a niños pequeños en adictos a los teléfonos y tabletas es producto de la ignorancia. Nótese que digo data-adicto y no adictos a la información. Entre el dato y la información hay un trecho enorme. Y luego otro trecho igual para llegar de información a conocimiento y gigantesco para llegar a sabiduría.

¿Cómo hacíamos cuando no había teléfonos celulares? Simplemente esperábamos llegar a la casa para tomar recados hacer o contestar llamadas. Nadie se murió por esperar diez o quince minutos. Ningún texto o llamada es tan urgente como para arriesgar un accidente de tránsito. Amén de que los texteadores al volante normalmente estorban el flujo vehicular por su menor capacidad de respuesta.

Esto me lleva a plantear otra pregunta. Realmente necesitamos pagar miles de pesos mensuales en el celular por el uso de datos? ¿Realmente no podemos simplemente traer un teléfono y conectarnos a datos en el restaurant, en la oficina o la casa? No es casualidad que las telefónicas “regalan” conexiones a ciertas redes, y tienen acuerdos con Facebook y Cía. Es como regalar droga para crear más data-adictos.

La información es lo que nos cambia. El conocimiento es lo que nos conduce y sabiduría es lo que debe guiarnos. Los data-adictos parecen renunciar a los estados superiores del ser humano. Bien decía Sir Geoffrey Vickers que la trampa está hecha en la medida del entrampado. O en cristiano, el que nace para maceta, no sale del corredor.

Si este artículo te hace pensar que bien. Si te hace actuar, mejor. Si te hace cambiar, todavía mucho mejor. Ponte a prueba a ver qué tan data-adicto eres. Muchos se sorprenderían de la data-adicción que los ha esclavizado sin darse cuenta.

javierlivas@mac.com