Dar nombres a los muertos: la cara terrible de la crisis migratoria

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Dar nombres a los muertos: la cara terrible de la crisis migratoria

Vittorio Piscitelli es el comisionado especial del gobierno para personas desaparecidas. Foto www.lettera43.it
Hace seis meses, equipos de rescate de la Marina italiana encontraron en el centro del Mediterráneo 24 cuerpos sin vida y 28 supervivientes.

Desde una pequeña oficina en la quinta planta de un edificio monótono situado cerca de la estación central ferroviaria de Roma, Vittorio Piscitelli coordina uno de los trabajos más terribles relacionado con la actual crisis migratoria en Europa.

Este funcionario, de 62 años, supervisa los esfuerzos para recuperar e identificar cientos de cadáveres encerrados en los restos de un barco hundido el pasado 18 de abril, en lo que se considera como el peor accidente migratorio registrado hasta el momento en el Mediterráneo.

"Es una operación muy, muy costosa", dijo Piscitelli en una entrevista con la agencia dpa, sin precisar cifras. "Sin embargo, respecto a la piedad con los muertos nunca podemos dar marcha atrás, sean cuales sean las circunstancias", subrayó.

El título oficial del cargo que ocupa Piscitelli es comisionado especial del gobierno para personas desaparecidas. Él se ocupa de unos 15,000 casos al año y le avisan cada vez que se halla a personas fallecidas que no pueden ser identificadas, como en el caso de los cadáveres encontrados en barcos hundidos.

Hace seis meses, equipos de rescate de la Marina italiana encontraron en el centro del Mediterráneo 24 cuerpos sin vida y 28 supervivientes, que relataron que su embarcación se había volcado y luego hundido con cientos de personas atrapadas en el interior detrás de puertas cerradas.

El accidente conmocionó a la opinión pública e impulsó a la Unión Europa a convocar cumbres de emergencia y a emprender nuevas iniciativas para evitar más tragedias. También motivó al primer ministro de Italia, Matteo Renzi, a prometer que se haría todo lo posible, costara lo que costara, para recuperar los restos del barco.

"Vamos a encontrar ese barco (...) y lo vamos a levantar. Quiero que el mundo entero vea lo que ocurrió. Es inaceptable que algunas personas sigan pensando en términos de 'ojos que no ven, corazón que no siente'", dijo Renzi en mayo.

Un mes después, la Marina italiana encontró el buque a unos 157 kilómetros al noreste de la costa libia, a una profundidad de 375 metros. Durante las semanas siguientes, los rescatistas recuperaron 118 cadáveres hallados en el barco o cerca de él.

Desmintiendo informaciones publicadas este mes de octubre, Piscitelli aseguró que los esfuerzos por recuperar más cuerpos no han cesado y que la operación ha entrado en una "segunda fase", en la que una empresa privada contratada por la Marina intentará subir a la superficie el barco completo. "Todo debería terminar en 120 días, si lo permiten las condiciones meteorológicas", aseguró.

Las autoridades italianas creen que en el interior se encuentran otros 400 cadáveres. Está previsto que cada uno de los cuerpos sea examinado por un equipo de médicos forenses dirigido por Labanof, un laboratorio de la Universidad de Milán que apoya la labor de Piscitelli.

Los médicos buscan características humanas únicas como lóbulos de orejas y piezas dentales u otros signos distintivos como tatuajes, piercings, pedazos de ropa o joyas, para después elaborar un informe detallado. Solo como último recurso se toman muestras de ADN.

Después, el material encontrado se coteja con descripciones igualmente detalladas de inmigrantes desaparecidos. Si hay coincidencias, se pide a familiares, a través de organizaciones no gubernamentales, que acudan a lo que Piscitelli llama "encuentros emocionalmente muy difíciles".

Se trata de un procedimiento lento y doloroso que ya se ha aplicado a 387 cadáveres recuperados en octubre de 2013 de dos barcos. El hundimiento de uno de ellos, frente a la costa de la isla de Lampedusa, había causado 366 muertos. Sin embargo, solo en unos 30 casos fue posible identificar los cuerpos.

Piscitelli señaló que hay un elemento de orgullo nacional en llegar hasta el final en esta labor de identificación, ya que Italia quiere "mostrar al resto de Europa todos los esfuerzos que realiza para dar dignidad y un entierro justo" a las víctimas.

El especialista dijo que hay planes para construir un cementerio de inmigrantes, similar a los que se crearon para enterramientos masivos después de las dos guerras mundiales, para que en él sean sepultados los cadáveres de todos los inmigrantes fallecidos, que actualmente están distribuidos en varios cementerios en Sicilia y en otras regiones del sur de italia.

"Tenemos cementerios (militares) británicos, cementerios estadounidenses, entonces ¿por qué no un cementerio para inmigrantes? De momento solo se trata de una idea y estamos investigando su factibilidad", dijo Piscitelli al señalar que hay un grupo defensor de los derechos humanos que está impulsando un plan similar.

El Movimento Diritti Civili pretende construir un cementerio de 10,000 metros cuadrados en Calabria, la región que forma la punta de la bota italiana, cerca de un antiguo campo de concentración para judíos, y bautizarlo como "Aylan al Kurdi", el nombre de un niño sirio que fue encontrado muerto en la costa turca el mes pasado.

El líder del grupo, Franco Cordelli, dijo a medios italianos que el proyecto de construir un cementerio en la ciudad de Tarsia, a un costo de cuatro millones de euros (unos 4.5 millones de dólares), debería ser financiado por la región de Calabria y, eventualmente, también por el gobierno nacional y la Unión Europea.

Cifras de inmigrantes fallecidos o desaparecidos en el Mediterráneo

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