‘Dar es recibir’

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‘Dar es recibir’

Una de mis palabras favoritas y de gran inspiración es “Natán”. Esta palabra es de origen hebreo y proviene del nombre de un profeta que significa “regalo de Dios”. En otras palabras, Natán expresa el concepto “dar”. Además, la palabra “Natán” es un palíndromo. Los palíndromos son palabras que se pueden leer exactamente igual de izquierda a derecha como de derecha a izquierda. Además, “palíndromo” se traduce literalmente del griego como “camino hacia atrás”. No es coincidencia que la palabra “Natán” signifique “dar es recibir”. En otras palabras, al pronunciarla o leer de izquierda a derecha es dar y se regresa la misma palabra de derecha a izquierda para recibir grandes bendiciones. No solamente dar nos hace más felices, sino más fuertes, resilientes, aumenta nuestro bienestar, fortalece la autoestima, mejora nuestras relaciones con los demás y nos da un sentido de trascendencia a nuestro sentido de vida.

La doctora Sonja Lyubomirsky, investigadora del Departamento de Psicología de la Universidad de California, en Riverside, en su artículo “Pursuing sustained happiness through random acts of kindness and counting one’s blessings: Tests of two six-week interventions” (Perseguir la felicidad continua a través de actos aleatorios de bondad y contar las bendiciones: Pruebas de dos intervenciones de seis semanas) demostró que las personas que hacen cinco actos de bondad o servicio a la semana incrementan de manera significativa los niveles de felicidad. No es necesario hacer grandes acciones de bondad, pueden ser pequeñas cosas que hacen una gran diferencia.

En nuestra vida diaria podemos realizar no solamente cinco actos de servicio sino decenas. Recordemos lo que dice la Dra. Lyubomirsky: pueden ser pequeños y no necesariamente grandes actos altruistas. Podemos escribir una nota o mensaje de agradecimiento a un amigo o maestro, llamar a un familiar que está aislado para preguntar si se le ofrece algo de comida, comentar a la esposa que en una semana se encargará de bañar y dormir a los niños para que pueda descansar, donar plasma o sangre, ayudar a un compañero con la tarea o devolver una bolsa encontrada en la calle. Otro ejemplo importante es escuchar a un amigo o compañero, preguntarle cómo está su día y cómo se siente antes de decirle cómo está o estuvo el tuyo. Estos actos no necesariamente se hacen a la misma persona. Igualmente, no realizarlos si hay cierto riesgo.

Quizás al principio es muy difícil llevar el número de conductas de servicio a los demás. Sin embargo, la práctica nos ayudará a que los realicemos y será parte esencial de nuestra vida, y tal vez no solamente realizaremos cinco actos de bondad a la semana sino decenas.

En un estudio realizado por psicólogos de la Universidad de Sussex en el 2018, se examinaron los cerebros de mil voluntarios realizando acciones altruistas o de bondad. Descubrieron que cuando una persona realizaba una tarea de ayuda, en el cerebro se activaba el área de recompensa y producía una gran cantidad de dopamina y serotonina (bioquímicos que producen estados de alegría, tranquilidad y bienestar en el cerebro).

Eduquemos a nuestros hijos con el ejemplo y realizando actos de servicio a los demás. Recordemos que los valores no se predican sino que se viven. Repitamos la palabra Natán e interioricemos que dar es recibir y muchas veces recibimos más de lo que damos.