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Daniela Elidett, la artista de los niños traviesos
En 2013 Daniela Elidett egresó de la Escuela de Artes Plásticas Profesor Rubén Herrera (EAP) y lo hizo exponiendo en El Cerdo de Babel la serie “Autómatas”, en la que presentó representaciones de rostros de niños con heridas y golpes hechas al pastel.
En su momento la muestra generó opiniones encontradas y su autora está consciente. En entrevista la artista explicó la intención detrás de las piezas y el camino que ha seguido desde entonces.
“La serie comenzó con un ejercicio que hice en la escuela en la clase de pastel. Además de que me identifiqué inmediatamente con la técnica, casi por casualidad hice el retrato de un niño que estaba un poquito pelón, y eso llamó mucho la atención”, dijo Daniela al terminar su primera clase del taller “El género del retrato, dibujo al pastel”, que imparte en el Museo Rubén Herrera y con el que regresó a la escena cultural saltillense.
“En aquel momento no le tomé mucho interés, hasta después me empezaron a invitar a hacer más piezas similares. Entonces trabajé la idea de estos niños traviesos y empecé a generar la serie, donde mostraban una actitud un poco rebelde pero instintiva, inocente”.
Los niños con moretones, sin un mechón de pelo y bocas sangrantes impresionaron a los que las vieron —y aún lo hacen—, pero desde el principio ella los creó así para incitar reacciones en el espectador, pues aunque sus inocentes autómatas no son más que niños víctimas de sus propias travesuras, el público vio más que eso.
“La idea era jugar con el espectador. Muchos entendieron la idea y otros se fueron con otra totalmente distinta, de violencia, de maltrato, que no era necesariamente lo que yo quería decir, pero se dio esa dinámica con el espectador, y eso es bastante bueno; cada quien sacó sus demonios”, expresó.
Ahora, para septiembre, prepara una muestra que se desprende de este primer experimento y en la que explora la malicia infantil.
“Ahora que nació mi sobrina y que va a cumplir dos años me di cuenta de ese detalle que no había visto en los niños, la manipulación que tienen sobre la gente. Esta nueva serie de “Malcriados” toma más ese aspecto”, compartió.
Para esta nueva colección de obras se alejará del pastel y las técnicas tradicionales en favor de la experimentación con el material y la reproducción de sus resultados. Explicó que tiene ya 5 diseños listos, los cuales serán impresos con estencil, grabado y serigrafía.
Esta decisión, no es arbitraria, y es producto de las experiencias que tuvo en su última colaboración con el Instituto Municipal de Cultura, cuando estuvo al frente del proyecto “Almas con Rostro”.
Este programa, parte de “El Corazón de mi Barrio” de la administración 2014-2017, buscaba involucrar a las habitantes de la periferia en una actividad donde pintaran sobre un muro el retrato de un miembro de su comunidad.
“Cuando en el IMC necesitaban un artista que manejara el retrato, yo no sabía nada de arte urbano, de mural, sólo trabajaba formato chico”, comentó, “pero creo que resultó porque me lancé y trabajé en colaboración con los que sí sabían, los chicos de las comunidades”.
“Es muy difícil involucrarte con la comunidad. Cada grupo fue distinto pero sí batallaba mucho porque no te creen, hay grupos de chavos en las zonas más marginadas que no vienen con esa idea de que tú les vas a enseñar. Están dispuestos a pintar un graffiti contigo, y tienes que dialogar con ellos para que trabajen en colectivo” y así se involucró con el arte urbano y las técnicas que tienen para ofrecerle.
También de esto se desprendió su colaboración con el colectivo Käfer Crew, integrado por egresados de la EAP y artistas urbanos, graffiteros. Esto comenzó porque “en aquel momento los cuatro estábamos trabajando arte urbano. Tres de nosotros académicos aprendiendo arte urbano y un graffitero aprendiendo arte académico”.
Así es como el trabajo colectivo ha permeado su obra y discurso y aunque con Käfer realizaron varios proyectos comunitarios, el objetivo principal era la retroalimentación que encontraron entre sus distintas aproximaciones al arte.
Este aspecto de la relación entre artistas y comunidad cierra el círculo con el taller que estará impartiendo con apoyo del IMCS, que aún tiene cupo y en él, además de que Daniela enseñará las bases del dibujo y la utilización del pastel, le mostrará a sus alumnos el concepto contemporáneo de retrato.
“El retrato no es sacar una foto de alguien y copiarla”, explicó, “es un ejercicio mucho más profundo en el que el artista selecciona alguien a retratar y busca tener un vínculo con esa persona”.
Esta conclusión la encontró como parte de sus estudios sobre este género plástico, la ha aplicado tanto en el proyecto de “Almas con Rostro” como en el taller que imparte y de nueva implica establecer una relación entre los individuos. “El retato actualmente funciona de esa manera, no tiene que ser incluso un rostro, puedes retratar la personalidad de alguien de muy diversas formas”, dijo.
Sin embargo, en el caso de su trabajo personal, argumenta que no se trata de retratos, sino de representaciones gráficas del rostro, porque los niños los crea de su imaginación, basándose en imágenes de apoyo que le ayudan a elegir los rasgos de los pequeños.
Y mientras que el taller continuará hasta la primera semana de julio ella por su parte seguirá trabajando con los preparativos para llevar ante el público la serie “Malcriados”, con ayuda del proyecto Rosa Mexicano, el colectivo al que se unió recientemente.
Así, de la mano de las artistas Cristina Rank, Lizzie Gómez, Dina Gaona y Melissa Gaona, miembros de este proyecto que, aclara, no trabaja en colectivo su obra, sino que están juntas para apoyarse en la venta y exposición de sus obras, pronto la veremos con más niños traviesos en la ciudad.
> Daniela Elidett ha formado parte también de la muestra itinerante “Contemporáneo Coahuila” y “Semilla en el Desierto”, que reunieron a los artistas más destacados del estado.
> Asimismo su obra se expuso en “Saltillo Pintura 3 Generaciones” en la que se mostró el trabajo de más de 5 décadas de arte en la ciudad.
> Colaboró con la compañía Calaverita de Azúcar Teatro en la obra “Latitud” con la escenografía.