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Dan tercera cadena perpetua a "Carlos el Chacal" en París
El venezolano "Carlos el Chacal", que fue en la década de los 70 y 80 uno de los terrorista más buscado del mundo, fue condenado hoy por un tribunal de París a su tercera cadena perpetua, en este caso por un atentado que se remonta a hace más de 42 años, que dejó dos muertos y decenas de heridos.
Un tribunal francés especialmente constituido por magistrados le declaró culpable de arrojar una granada a la galería comercial "Drugstore Publicis" en el bulevar Saint Germain de la capital francesa en 1974.
El venezolano Ilich Ramírez Sánchez, que tiene ahora 67 años, lleva más de 20 encarcelado en Francia, cumpliendo otras dos cadenas perpetuas dictadas en 2011 y 1997 por una serie de bombas que mataron a 11 personas entre 1982 y 1983 y el asesinato de dos policías franceses y un informante libanés en 1975.
La Defensa anunció que apelará la decisión y habló de un "teatro jurídico", al considerar que no había pruebas suficientes contra “Carlos".
El propio "Carlos" calificó hoy de "absurdo" el juicio en su alegato final. "No soy un hombre inocente", reconoció. Sin embargo, este juicio es desde cualquier punto de vista "absurdo". "No hay nada", aseveró.
"Ni siquiera se sabe qué tipo de granada explotó en Saint Germain", criticó su abogado Francis Vuillemin. "La verdad mediática ha marcado la verdad jurídica", se quejó. Los abogados habían argumentado en varias ocasiones que la intensa información por parte de los medios de comunicación sobre el acusado había influido a los testigos.
También acusó a las fuerzas de seguridad francesas de manipular a testigos durante el juicio, que duró dos semanas. "Les veremos una vez más en un año, en la apelación, para el próximo acto de este teatro jurídico", dijo a la prensa.
La Defensa alega inconsistencias en las pruebas de testigos reunidas inmediatamente después del ataque y señala que el paso del tiempo ha hecho menos fiables esos testimonios. La abogada Isabelle Coutant Peyre también describió lo ocurrido un "juicio obviamente político”.
Sin embargo, la Fiscalía estaba convencida de su responsabilidad en el ataque y el tribunal le dio la razón.
La Fiscalía argumentaba que lo hizo para aumentar la presión sobre el Gobierno francés. Dos días antes, un comando del Ejército Rojo Japonés, un grupo de extrema izquierda, había tomado rehenes en la embajada francesa en La Haya para presionar por la liberación de activistas encarcelados en ese país.
La demanda se basaba, entre otras cosas, en la identificación de "Carlos" por parte de testigos y en las granadas utilizadas en el ataque, robadas de una base militar estadounidense en la República Federal de Alemania, según dijo el fiscal remi Crosson du Cormier la víspera. Otras granadas del botín fueron utilizadas en la toma de rehenes de La Haya y otra más se encontró en una vivienda de una amante del venezolano en París.
Además, en una entrevista con una revista árabe, "Carlos" habría reconocido la autoría del atentado, algo que ahora niega.
El abogado del abogado Georges Holleaux, que representa a gran parte de los querellantes civiles del proceso, habló de una "victoria de la Justicia". Para las víctimas es importante que "Carlos" sea condenado por el atentado.
El venezolano era uno de los hombres más buscados en los años 70 y 80. Nacido en Caracas en 1949 como hijo de un adinerado abogado marxista, estudió en Moscú y se mudó a Líbano, donde se unió al Frente para la Liberación de Palestina (FPLP) a principios de la década de los 70. Declarado como un activista comunista convertido al islam, allí fue donde adoptó su nombre de guerra “Carlos".
Uno de sus golpes de mayor efecto fue el secuestro de 11 ministros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en 1975 en Viena, que terminó con tres muertos.
Entre 1987 y 1991 vivió en Siria y luego se instaló en la capital sudanesa Jartum, donde fue detenido el 14 de agosto de 1994 por agentes de la inteligencia francesa y llevado a Francia, algo que sus abogados siguen denunciando como un secuestro.
Durante el proceso, "Carlos" volvió a calificarse de "revolucionario profesional" en nombre de la causa palestina. El tribunal, ocupado sólo con jueces profesionales, ordenó la inclusión de su nombre en la base de datos oficial de promotores de actos terroristas.