Damián: el símbolo del éxito
Usted está aquí
Damián: el símbolo del éxito
Damián Álvarez se ilusiona con estar presente en el próximo Mundial de Clubes de los Emiratos. A Tigres aún le cuelga un semestre clave para buscar ese propósito, pero no está lejos de poder conseguirlo.
La ilusión de Álvarez tiene sustento. Un equipo que se ha acostumbrado a jugar Finales en los últimos años no puede abstraerse de semejante bocado que aún tiene en el plato en el torneo de la Concacaf.
Tigres tiene empaque, poder y altísimas posibilidades de sumar otra estrella, la primera en la órbita internacional y la que le falta a la mayoría de esta generación de jugadores consolidados en la era Ferretti, además de Damián.
Tigres también trae inercia ganadora por su reciente consagración, experiencia y mucho roce en paradas bravas. No es un equipo improvisado para el tamaño de la causa que se le avecina. Posee suficiente callo y cuenta con futbolistas calificados curtidos en el éxito.
Ganar la Concachampions es el objetivo inmediato de Tigres y de Damián, antes de obsesionarse con el sexto título de Liga. En febrero se abrirá la parte caliente del torneo de la Concacaf y tan pronto se den los resultados se sabrá si este equipo viajará directo a las Finales de abril y así tomarse revancha de lo que se le esfumó de las manos este año.
Pero si Damián cree… contagia, y Tigres puede. A sus 37 años, Álvarez es el símbolo de la superación en un equipo de ambición inagotable.
Pero también, nadie como él, representa en la cancha el estilo que ha forjado el club en los últimos años con atributos superlativos como la paciencia, la continuidad, la madurez, la cordura, la convicción, el profesionalismo y la estabilidad.
Atributos que, además, han contribuido para autentificar un sentido de pertenencia como pocos clubes se pueden dar el lujo de contar en un futbol cada vez más devorado por la impaciencia.
Damián ya es parte importante de la historia de este Tigres y responsable directo de todos los logros y hazañas. Es el abanderado de una legión de futbolistas que gira en torno a la sabiduría que le ha dado su impecable trayectoria que aún no tiene fecha de caducidad.
Su peso específico como futbolista y persona no es proporcional a su estatura. Es mayor. El grupo siente que lo necesita como consejero, compañero y como revulsivo porque nunca les ha fallado.
El equipo sabe que Damián piensa los partidos, que imagina soluciones y que es desequilibrante siempre. También le reconoce su velocidad con contenido futbolístico. Ser veloz sin idea de lo que se quiere hacer es aumentar las posibilidades de choque.
Álvarez no pertenece a ese grupo de velocistas tribuneros. Pese a su veteranía, Damián no necesita ser un atleta para ser más rápido. Su criterio se impone al músculo y su visión de juego siempre encuentra los atajos más directos para proponer la ruta hacia al gol.
Autor de jugadas y goles clave, Damián aún no va hacia el retiro, ni el retiro tampoco se anima a desafiarlo. Tiene contrato hasta junio, pero su continuidad sigue abierta. Ya es director técnico, pese a ser todavía jugador-ídolo en activo. En la línea sucesoria de entrenadores de Tigres, algún día estará él.
Lleva 17 Finales como profesional y levantó 11 trofeos. El equipo aún lo necesita como jugador, pero también como motor y estímulo por su condición de ganador nato. Quiere jugar su tercer Mundial de Clubes, el primero con Tigres. Definitivamente, sus sueños, como su carrera, son imperecederos.