¿Cuota de género en Danza?
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¿Cuota de género en Danza?
Hablando de equidad de género en la danza: ¿En qué momento comenzó a albergarse la absurda idea de que el ballet es sólo para niñas?
Con estas palabras inció la columna publicada a principios del mes de mayo en este mismo espacio, abordando viejos prejuicios sobre la danza y la preferencia y orientación sexual, y otras ideas machistas sobre el rol del hombre en la sociedad y el campo laboral, como las principales causas de que sólo del 1 al 5 por ciento de las personas que bailan en academias y escuelas sean varones.
Hace apenas unas semanas, la noticia de la conductora del programa Good Morning America que se burló del príncipe George de Cambridge, por tomar clases de ballet, dio la vuelta al mundo movilizando a cientos de bailarines que salieron a Times Square en apoyo al príncipe y a todos los niños y jóvenes que valientemente han logrado vencer temores, burlas y críticas ante el tabú del papel del hombre en la danza, logrando seguir su sueño y su pasión. Sin embargo, en la mayoría de las escuelas y academias, siguen representando una notoria minoría.
A inicios del mes de septiembre, otra noticia, más afortunada hizo voltear los ojos del mundo a la Escuela Nacional de Ballet de Canadá, que rumbo a su 60 aniversario, compartió que su generación 2020 se conforma por 16 hombres y 11 mujeres, en una propoción histórica en esta sexagenaria escuela. Su directora, Mavis Staines quien ha estado al frente de esta institución por la mitad de su existencia como una de las principales escuelas del país, ha sido testigo de ese cambio paulatino que se ha generado en torno a la figura del bailarín de ballet masculino y que lleva gestándose por mucho tiempo, resaltando la importancia de fomentar la equidad de oportunidades, sin privilegiar tampoco a los varones por ser minoría.
En plática con Katya Robledo, maestra formada en México, ex bailarina de la Compañía Nacional de Danza, quien actualmente forma parte del cuerpo docente en el programa profesional y es administradora artística del programa docente de la NBS de Canadá, destaca la importancia de los programas comunitarios implementados por la Escuela en los que busca “compartir la danza” llevándola a personas con Parkinson, demencia, a comunidades en desventaja, niñas y niños, etc. Por otro lado, los convenios de participación con otras instituciones, realizando investigación en conjunto con algunas universidades del país, así como las colaboraciones con otras escuelas alrededor del mundo. También menciona la influencia de los cambios que la misma sociedad va experimentando gracias a los programas de televisión y las redes sociales, e incluso filmes como “Billy Elliot” que permiten normalizar en todo el mundo la participación masculina en proyectos dancísticos, derribando poco a poco los estereotipos en torno a este tema y, en palabras de Katya Robledo: “logrando que poco a poco las familias acepten que sus hijos varones también tienen derecho de disfrutar y expresarse por medio de esta forma del arte tan dinámica vibrante y demandante, difundiendo dentro de la misma comunidad, la idea de que la danza es para todos”.
En nuestro país, el proyecto implementado por el entonces Fomento Cordobés, reunía también a niños becados por las instituciones municipales, que recibían además de su instrucción formal en la danza, apoyo para otros gastos.
En nuestra experiencia local, Saltillo se ha distinguido a nivel nacional por su programa de capitalización de talentos en el cual, un promedio de ocho a 10 niños varones en edades de nueve a 11 conforman cada año los grupos de ingreso a la Escuela Profesional de Danza de Coahuila, una tasa incluso mayor que la de algunas las Escuelas Profesionales del INBAL. Pese a esto, lamentablemente durante los 8 años de duración de esta carrera, la deserción es un problema que aún sigue en proceso de erradicar, debido a la presión social ya mencionada a la que se someten quienes fueron seleccionados por su potencial y con sólo un exitoso caso del alumno que llegó a ser 1er. Lugar Nacional y se encuentra actualmente en la Escuela del English National Ballet, sigue en marcha la búsqueda y apertura de oportunidades para este sector tan importante para la Danza.
Deseamos que el ejemplo de otros países que han logrado derribar estas barreras, con una sociedad abierta, informada y corresponsable, junto a sus instituciones, de fomentar y apoyar el desarrollo de la Danza, sirva de inspiración y guía para nuestra entidad, hasta lograr una genuina apertura, demostrando que sin distinción de género ni condición, la danza es para todos.