Cultura y natura

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Cultura y natura

Durante la semana que hoy concluye he tenido el privilegio de participar en encuentros académicos para promover el Marco Decenal de las Naciones Unidas para el Consumo y Producción Sustentable en algunas localidades de nuestro vasto y rico país.

Entre martes y sábado visité Ciudad del Carmen, Campeche, una isla con 250 mil habitantes altamente vulnerable ante el cambio climático; Villahermosa, Tabasco, cuyos universitarios se involucran cada vez más con el tema de la educación para la sustentabilidad; la ciudad de México; Monterrey, Nuevo León; Saltillo y Torreón, Coahuila.

Con la iniciativa de la Canacintra, universidades locales y la fundación Mundo Sustentable A.C. y con el apoyo del doctor Jaime Romero Infante y de la doctora Mónica Sofía Rico, académicos de la Universidad El Bosque de Bogotá, Colombia, fuimos vinculándonos con auditorios muy diversos. Ante alumnos, investigadores, catedráticos, cronistas, historiadores, empresarios y organizaciones de la sociedad civil se compartió el propósito del Marco Decenal que inició en 2013 y lo más importante, en todos los foros se señalaron los principales programas que por el momento este marco contiene, como el de Cambio de Estilo de Vida, el de Turismo Sustentable y el de Construcción Verde.

¡Qué interesante fue la retroalimentación de los asistentes a través de sus preguntas y aseveraciones! Algo está ocurriendo en la mirada de los mexicanos que ahora se preocupan por intereses más allá de su ámbito personal. Una de las conclusiones de los encuentros fue que para entender el consumo y la producción sustentable había que fortalecer y conservar el patrimonio integral. Los colombianos subrayaron la importancia del humanismo aún para los profesionales de carreras técnicas y también que sin lugar a dudas había que partir de los saberes ancestrales de los pueblos originarios para practicar la sustentabilidad. 

Para los que hemos crecido en ciudades ubicadas en regiones semiáridas significa una fiesta visitar mercados en los que esté viva la cultura cotidiana de comprar y vender productos provenientes de la tierra y el mar.

Aunque en los grandes centros comerciales de autoservicio se puedan encontrar frutas exóticas y pescados de lugares distantes, el poder verlos en mercados como el José María Pino Suárez en Villahermosa, Tabasco, es una lección de identidad cultural en sí misma.

Este mercado público tiene una importancia particular por su significado etnológico y antropológico lo que lo hace una expresión de la cultura viva del sureste mexicano. Hay que conocerlo con similar interés como el que se tiene de conocer el Museo La Venta.

Allí coinciden personas que llevan en su sangre la herencia olmeca y maya. Los rostros y figuras de la gente son sencillamente únicos. La belleza de la mujer chontal es de una dimensión memorable. Las chocas y los chocos se notan ya sea en parejas de jóvenes o en parejas de adultos mayores. ¡Y qué decir de su singular acento!

Según Van Zanten, la cultura viva está en constante recreación lo que puede palparse en este mercado en el que se hace notoria la conjunción de la diversidad humana y la biodiversidad que dan marco a un patrimonio inmaterial.

Visitar este mercado es inundarse de múltiples olores y colores. Imaginen ustedes la sensación de observar artísticamente acomodadas, cientos de hortalizas, frutas, verduras, plantas medicinales y plantas de ornato. 

Toda una maravilla para los sentidos resulta contemplar en los pasillos del mercado; nonas, chicozapotes, guayas, chirimoyas, cocoyoles, melones, cocos, tamarindos, rambutanes, guayabas, guanábanas, mangos, mamey, nances, papayas, naranjas, melocotones, cuijinicuiles y de pronto sorber una bebida de pozol compuesta de cacao y maíz.

Probar en ese mercado el pato en chimol o los tamales de “maíz nuevo” es constatar que el consumo de los tabasqueños está ligado a su patrimonio. Ellos practican la sustentabilidad pero su geografía los obliga a aprender a adaptarse al cambio climático vigilando de cerca que la riqueza de sus productos agrícolas y acuícolas se preserve.

¿Cuántas plantas medicinales y frutos autóctonos están en peligro de desaparecer en otras regiones del territorio mexicano? ¿Se conoce esta información? Considero que no hay que ser negligentes con el patrimonio integral y la salvaguarda de la natura y de la cultura pues nos brinda identidad.