Usted está aquí
Cuando nos rehusamos a envejecer
“Perros Contradictorios Devoran mi Cadáver” va tomando forma. La puesta en escena de Mabel Garza Blackaller, libreto de la potosina Tristana Landeros, continúa su camino para presentar la historia de S.A.T.A.N., su banda de punk, su esposa Nina y el esfuerzo que hacen para revivir las glorias del pasado ahora que están en la tercera edad.
“Ellos quieren seguir como si aún tuvieran 20 años y aunque nos queda la duda de si realmente triunfaron como dicen, están todo el tiempo perdidos en sus glorias pasadas”, explicó entrevista Mabel Garza, “Son personajes que se resisten a envejecer. La obra trata sobre la incapacidad para aceptar que ya eres un viejo, pero en comedia. No es nada seria, y es un humor muy ácido, que admiro de ella, es un muy buen texto”.
Este proyecto, que ganó el FONCA 2018 como parte del Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales, en la categoría de teatro, es el estreno nacional de una obra basada en el texto de Landeros, el cual, de acuerdo con su autora, es probable que no se haya llevado a cabo hasta este momento debido a las especificaciones que dio para su realización.
“Ella me dijo que además de que se necesitan actores viejos para los papeles, deben saber tocar”, explicó Garza Blackaller, y en el caso del personaje de Nina, saber cantar.
El elenco se conforma por Juan Antonio Villarreal (S.A.T.A.N.), Rafael Hernández (El Loco), Eduardo Figueroa (Lenny), Claudia Gutierrez (Nina) y Óscar Troyo (Whisky), además de Jesús Cervantes (El Pariente y Steve) y Alexis Flores (Derek).
De ellos, Mabel comentó que Hernández ya sabía tocar el bajo; Figueroa, con su extensa carrera como músico “podía tocar lo que quisiera”, aunque será el baterista de los “Perros Contradictorios”, mientras que Gutierrez es soprano.
Sin embargo, buscó que la preparación musical de todos fuera óptima para representar sus personajes y por ello acudió al maestro Héctor Zárate, quien se ha encargado de instruir a los actores en las disciplinas musicales adecuadas a cada uno.
“Juan Antonio Villarreal tuvo que tomar clases con Héctor, y mis respetos al trabajo y la paciencia de ambos, porque él en su vida había cargado una guitarra”, dijo Mabel.
En el caso de Claudia, la directora la escogió porque una de las especificaciones para el rol de Nina era que la actriz “cante maravillosamente”, aunque agregó que ha tenido que trabajar con Zárate para “desaprender” su técnica vocal operística y así poder cantar géneros más populares con mayor fidelidad.
Asimismo, el músico se ha encargado de instruir a Alexis Flores en el teclado, además de haber compuesto alrededor de 5 números musicales con textos de Landeros que serán parte de la obra.
A pesar de todo lo anterior, las habilidades musicales de sus actores no eran lo único que ella buscó al momento de invitarlos a formar parte de la obra, Mabel explicó que “los grandes maestros en un montaje son los actores, no el director. Ellos son los grandes maestros y por eso yo siempre apelo y busco a un actor creador. Un actor que no esté creando no me sirve, un actor que esté nada más para lo que dice el director es un actor limitado”.
El aspecto fundamental de esta obra fue la conceptualización que llevó a cabo y a la cual debe el haber sido escogida como ganadora por el jurado de
FONCA. Esta epifanía que ella tuvo al momento de analizar el texto y que le hizo comprenderlo con mucha más libertad y, en cierta forma, hacerlo suyo, es de lo que más orgullosa se siente con este trabajo.
Ahora que estuvo aquí Alejandro Luna dijo que hay textos que envejecen pero que siempre busques textos que hablen de tu tiempo, entonces esa fue una de las cosas que me gustó mucho de esta obra y la visión de dos mujeres.
“La conceptualización es todo en una obra. De otra manera cualquiera puede dirigir”, expresó, “los procesos de una puesta en escena están llenos de epifanías y de revelaciones. A mí eso es lo que más me seduce de un montaje, no tanto estrenar, aunque hay que hacerlo”.
“Fausto Ramírez, un colega de Aguascalientes, siempre me dijo una vez que no buscara nada fuera del texto, que todo está ahí. Y de repente, ahí estuvo la epifanía y sentí casi como un toque eléctrico”, explicó.
“Todo el proceso que vas haciendo junto con tus creativos y actores eso es lo más placentero. Porque todos los días ensayo. Donde no cae una epifanía, una revelación, es un ensayo perdido”, y agregó que “los ensayos no son sólo para repetir, es para que te vayan cayendo revelaciones”.
Nos contó que había comenzado a trabajar en esta obra desde antes de comenzar a trabajar en el Instituto Municipal de Cultura, con el mismo elenco desde entonces, y aunque creyó que podría realizar ambas actividades, la directora se dio cuenta de lo demandante que resultó tal puesto y tuvo que postergar el proyecto.
Sin embargo, esto le dio la oportunidad de revisar el texto con mayor profundidad, encontrar esa revelación que tanto buscaba y meterlo a participar por la beca del FONCA.
¡No te la pierdas!
> A pesar de que el texto habla sobre la tercera edad, Tristana Landeros tenía 38 años al escribirlo.
> Con excepción de Eduardo Figueroa el elenco tuvo que tomar clases de música.
A partir del 8 de junio se presentarán 12 funciones en Casa La Besana.Teatro