¿Cuál derecha?

Usted está aquí

¿Cuál derecha?

Ilustración: Vanguardia/Esmirna Barrera

Los cambios que estamos experimentando en los años que acaban de pasar, al menos los 30 últimos, han ido dejando saber, muy lentamente, que el mundo está cambiando. Dejados atrás los presidentes folklóricos, como López Portillo y Luis Echeverría, pasó México a los que pusieron al País en la estrategia económica mundial y esto en todos los sentidos, desde transformarnos en una gran maquiladora hasta allanarles el camino de las drogas a los norteamericanos. Miguel de la Madrid dijo que Carlos Salinas negoció con los narcotraficantes (esto está en vídeo, grabado y publicado en un libro; quiero decir que sí lo dijo). Salinas también puso al País en una estrategia global que lo ha ayudado, sin duda, a ser competitivo; también lo puso al servicio de los Estados Unidos. El Tratado de Libre Comercio ha sido positivo para nosotros, pero también muy opresivo puesto que no se abrieron más mercados, otras relaciones. Aun en la cuestión de las drogas se puso a los aparatos represivos a cuidarles las espaldas a los narcos porque los jóvenes americanos necesitan drogarse. En aquellos años ignorábamos que Estados Unidos estaba preparando a los militares en sus escuelas para que funcionaran en México: allá crearon los Zetas.

Entre los cambios mundiales está la nueva derecha: Polonia, Hungría y otros países que fueron comunistas, incluyendo a Rusia, caminaron sin titubear hacia los nacionalismos y los fascismos (casi siempre lo uno conduce a lo otro, cosa que da miedo por Cataluña). La gran Alemania unificada, con el problemón de consciencia que le quedó y que debería conservar por siglos tras haber sido el verdugo de Europa, ahora se inclina poco a poco hacia la derecha. Ángela Merkel, exitosa política, está perdiendo apoyos gracias a su comedimiento hacia los migrantes y el mundo árabe.

Y lo que ahora más debe preocuparnos es el giro o, si usted quiere, el regreso de los americanos a la prepotencia, el racismo, el nepotismo y, sin duda, el fascismo. Donald Trump aumenta cada día, sin falta, un dato más a su pretendida grandeza. Es evidente que es el país más poderoso, pero ya no el que puede dictar todas las reglas. Ahora enfrenta a otro que también le roba el tema “hacer de nuevo grande a China”. Porque si de armas se trata, el equilibrio existe y si se trata de economía, aparece una muralla, la de la China eterna, el fénix de las culturas. Y esto no implica que yo esté aprobando su historia reciente: si se han desarrollado es con base en una sobreexplotación de sus mil millones de habitantes, tratados en muchos casos como esclavos.

La derecha no es hoy el conjunto de ricos ni las iglesias, sino el grupo en el poder. Y la izquierda está situada en glorias pasadas"

Muy pocas veces he utilizado la palabra “derecha” en el sentido de posición política e ideológica. Me molestaba que centenas de periodistas se refirieran a Felipe Calderón como “de derecha” o al PAN como el partido de derecha. Y no es que no lo sean, pero esa calificación le vino al PRI como anillo al dedo. Si los otros son eso, los priistas quedan como liberales, como tolerantes, como idealistas, como humanistas y no, por supuesto que no lo son. El PRI es de derecha, sin que podamos quitarle ni siquiera un milímetro al término de comparación que lo haga parecer mejor que los otros.

Las elecciones que vienen no nos dejan ver claro el panorama. Estamos en las manos (o en las garras) del PRI que no tiene piedad de nadie. El gasolinazo prueba de lo que son capaces. 

¿Querían controlar la inflación aumentando la gasolina al doble?, nada más Enrique Peña Nieto, José Antonio Meade o Luis Videgaray pudieron haberlo dicho. El gasolinazo se inscribe en la cosecha de dinero para las elecciones y para las raterías que estamos viendo. La denuncia del gobernador chihuahuense Javier Corral es muy clara, tanto que el mismo Presidente creyó que debería contestarle, ¡qué ingenuidad! César Duarte tendrá cosas qué decir acerca de los desvíos hacia su partido… si lo deja hablar el aparato judicial.

Las palabras tienen por objeto significar. Algunas tienen más de un sentido y se les llama polisémicas. Cuando se mencionan derecha o izquierda no siempre se sabe lo que se está nombrando. Diría que la derecha no es, hoy por hoy, el conjunto de ricos ni las iglesias, sino el grupo en el poder (no hago referencia a AMLO). Y la izquierda, al parecer, está cómodamente situada en el 68, en glorias pasadas, en repetir como catecismo tesis del Siglo 19 que son ya inviables.