Usted está aquí
‘Cristo Vive’ y los claroscuros de la fe
Por Juan Bosco Tovar
Saltillo.- No es de ahora, Carlos Pacheco Coronado reafirma su fe en Dios, pero también su repudio a la comunidad lésbico-gay; se presume como un pastor liberado del pecado y emisario en la tierra para abrir las puertas del cielo a asesinos, pero no a quienes tienen tendencias homosexuales.
El polémico líder de la asociación civil denominada “Cristo Vive”, abre la puertas de la antigua casa de rescate denominada Clamor en el Barrio, que se regía bajo las canónicas palabras escritas de Freddie y Ninfa García, ahora con una piel distinta, pero el mismo objetivo: ir por aquellos jóvenes adictos para sumarlos a su congregación y añadirlos al ejército de vendedores de burritos.
Las mismas instalaciones de lo que fuera Clamor en el Barrio ahora lucen una piel distinta con un mensaje diferente y otro diseño, donde se asiste a mil 400 personas, entre ex adictos, vendedores de drogas, sicarios y antiguos miembros del crimen organizado, que en las palabras de Pacheco han encontrado el perdón divino.
A las palabras fuertes que surgen de la voz nasal del líder, todos cierran los ojos, algunos saltan, otros extienden sus brazos, ha sabido combinar de todo en lo que metafóricamente quisiera llamar el Arca de Noé. “Todos se ven como hermanos, todos somos hermanos, aquí hemos tenido de todo, hasta niños de ocho años con problemas de adicción”.
Sin embargo, el rechazo a este sector de la población de la que forman parte lesbianas, homosexuales, transexuales, travestis y bisexuales, no es exclusivo del pastor Pacheco, este mismo prejuicio discriminatorio es un mensaje oculto en la iglesia católica.
¿Quién soy yo para juzgar a los gays? Lo mencionó en su oportunidad el mismo Papa Francisco; sin embargo, prevalece el mensaje bíblico de un rechazo que se recrudeció cuando han encontrado el camino para unir sus vidas personas del mismo sexo.
“Lo que es imposible para el hombre es fácil para Dios”, dice Pacheco al destacar su labor pastoral que le permite rescatar a niños de las adicciones para transformarlos en verdaderos cristianos; y la misma puerta de lo que llama la casa del Rey de Reyes permitió también poner una biblia en las manos de quienes ayer usaban armas.
Una de las posibles causas a la discriminación hacia los homosexuales están vinculadas a la presión social, las diferentes normas morales y las diferentes corrientes religiosas, que ejercen un fuerte poder ante la sociedad, negándole así la posibilidad de incursionar y/o desempeñar su rol como ente social. Estas barreras suelen provocar situaciones denigrantes para uno u otro grupo, haciendo que la condición humana sea opacada por las acciones de una u otra esfera social.
Este es el caso de la casa de rescate Cristo Vive, donde se habla todo el tiempo de amor al prójimo, pero está prohibido mencionar a las personas con tendencias homosexuales.
NACE EN EL HOGAR
La discriminación a los homosexuales, están asociadas desde los propios hogares, la familia les impone asumir el rol del heterosexual conduciéndolo a formar una familia heterosexual. Por otro lado la sociedad los impulsa a aislarse, logrando con esto que ellos se asocien con individuos de su misma condición sexual. Por considerarse en desventaja ante la sociedad no son capaces de denunciar los numerosos abusos a los que son sometidos.
De acuerdo con la evolución biológica, las diferentes normas morales y las diferentes corrientes religiosas, mantienen una postura diferente frente a la homosexualidad, calificada como delito y pecado.
En la casa de rescate que lidera Carlos Pacheco existe una población de mil 400 personas de ambos sexos y de diferentes edades, la mayoría de ellos de condición humilde y con un nivel de alfabetización extremadamente pobre.
Domingo a domingo, ese sitio se convierte en el santuario de aquellas familias agradecidas por el rescate de jóvenes con problemas de adicciones; la labor pastoral que ha preferido llevar Carlos Pacheco ha rendido frutos, aunque ha excluido del mismo a las personas con otro tipo de tendencias, con preferencias sexuales diferentes a las que reconoce la iglesia.
La diferencia entre adictos y homosexuales es por su condición humana; en el caso de los primeros, según palabras del Pastor, es que muchos de ellos huyen de la realidad de la pobreza de sus hogares en el mundo de las adicciones, otros ya traen ancestrados ese padrón de conductas.
CON UN ESTIGMA
Sin embargo, la población homosexual, traen consigo su preferencia desde que nacen, no pidieron ser gays o lesbianas, y por lo tanto, deben sobrevivir ocultando su realidad, en la mayoría de los casos por ese rechazo social, el mismo que no solo les ha cerrado las puertas de las casas de rescate, sino hasta de una posible fuente de empleo.
Las lesbianas son víctimas de otros malos tratos que no afectan a los gays o los varones bisexuales, como las pruebas de virginidad o los embarazos forzados. Dado que la familia y la comunidad pueden controlar con más facilidad la experiencia sexual de las mujeres, las lesbianas se enfrentan a veces a obstáculos diferentes cuando se resisten a los malos tratos o buscan una reparación. Las mujeres que se sienten atraídas por otras mujeres corren el riesgo de ser maltratadas en sociedades donde se considera que llevan la “vergüenza” a sus familias o sus comunidades.
En algunos países, los medios de comunicación comparten la responsabilidad de fomentar un clima de intolerancia que puede desembocar fácilmente en violencia.
Muy a pesar de la sentencia canónica de la religión, existe una agrupación incrustada en la iglesia católica, le llaman la comunidad del Santo Elredo y en ella se agrupan aquellos jóvenes, que no tiene problemas de adicción a las drogas, sino el señalamiento de la sociedad por sus preferencias sexuales y se refugian en los escritos del “santo gay”, que dejó en sus escritos los mensajes que pueden leerse en el libro “Cristianismo, tolerancia social y homosexualidad”.
Liberado de los fantasmas de su pasado, Carlos Pacheco Coronado, levanta la voz para decir: “A mí no me periquea ningún político, no tengo colores”, presume el logro social, que es de presumirse, mantener en resguardo a los que antes eran sicarios, es digno de aplaudirse. Está libre de culpa, ahora puede lanzar piedras con la comunidad lésbico-gay.
Crítica
> En Cristo Vive equiparan cuestiones de voluntad con asuntos de naturales y ahí es donde les llega la crítica.
> Piden a quienes se les acercan que dejen atrás sus vicios, como el consumo de drogas, con la misma exigencia que abandonen sus prácticas homosexuales