Cristina Kirchner y Rubén Moreira
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Cristina Kirchner y Rubén Moreira
Invitado por mi entonces jefe, Ramón Muñoz, Titular de la Oficina de la Presidencia, conocí hace unos 12 años, a Jaime Durán Barba, consultor político extraordinariamente brillante. Corría el año 2003 y acababan de pasar las elecciones intermedias de la administración Fox, que enfrentaba el reto urgente de adecuar su estrategia.
Recuerdo que la conversación fue muy amena e interesante. Como buen vendedor, Jaime nos mostró sus éxitos. Uno de ellos fue el de Mauricio Macri, quien acababa de fundar el Partido Propuesta Republicana, mejor conocido como PRO. En ese tiempo Néstor Kirchner acababa de tomar el poder en Argentina después de meses de incertidumbre política provocada por la grave crisis económica.
Jaime nos explicó que para Macri conquistar la Presidencia de la República tendría que ser un proceso, quizá largo, con avances claros y precisos. Primero sería Alcalde de Buenos Aires, después Diputado y Jefe de Gobierno. Doce años después de aquella conversación, con disciplina y entrega, Mauricio Macri acaba de conquistar la Presidencia de la República Argentina, liquidando el control político del Clan Kirchner sobre aquel país.
Cuando ya era evidente que Humberto Moreira buscaría la gubernatura para su hermano Rubén, comparé ese caso con el de los Kirchner. Me pareció evidente que el poder de los esposos Kirchner y el de los hermanos Moreira alcanzó su punto más alto cuando transfirieron el poder, aquél a su consorte, y éste a su hermano.
Me percaté también que a partir de ese momento, todo iría de bajada, como ha ocurrido en ambos casos, es evidente. La segunda versión de lo mismo no gustó nadita, ni en Argentina ni en Coahuila. Aunque todavía muchos lo nieguen, los niveles de popularidad eran los más elevados posibles tanto para Néstor, como para Humberto. Desde ese punto sólo se podía bajar.
Me pareció evidente que Macri no competiría por la Presidencia contra Cristina Fernández de Kirchner ni en 2007, ni en 2011. La fuerza electoral del peronismo era enorme. Tendría que esperar a que el ciudadano cayera en la cuenta de lo mal gobernados que estaban, que sintieran en sus bolsillos y en su vida cotidiana lo que era evidente para todo analista político. Inteligentemente, Macri dejó correr el tiempo y avanzó de cargo en cargo. Finalmente, llegó su momento.
Terminaba el periodo de Cristina Kirchner y era preciso buscarle un sucesor. En ese momento, Macri decidió ir por la cosecha, liderar el cambio que tanto se había preparado y para el que estaba listo y maduro el pueblo argentino. La paciencia y la disciplina dieron resultado. Se acabó la era Kirchner, el gobierno populista de Cristina llegó a su fin.
La raíz y origen de los Kirchner es el Partido Justicialista, el Peronismo, partido corporativo de masas, ideológicamente cercano al fascismo italiano y muy semejante al PRI. En su interior existen corrientes que buscan modernizarlo, pero una y otra vez, son derrotados, merced al gran atractivo del populismo, que ofrece salidas fáciles de corto plazo sin importarle que a la larga sea peor el remedio que la enfermedad.
Tras 88 años de populismo ininterrumpido, Coahuila puede ser en 2017 el gran ejemplo de cambio. Sin lugar a dudas el factor Rubén Moreira existe: Un gobierno gris, mediocre, sin resultados. El candidato del PRI nada podrá presumir. Su campaña se centrará, sin duda, en otra venta más de esperanza y futuro.
El PRI es un aparato corrupto y corruptor que sabe muy bien hacer el mal. Lamentablemente no tiene que enfrentar a un Macri avalado por un capital político de años. La oposición en Coahuila carece de la disciplina y liderazgo que supo forjarse la oposición Argentina: El PAN coahuilense malvive bajo el control de una mafia corrupta que se vende al mejor postor. La izquierda en Coahuila es prácticamente inexistente. ¿Qué queda?
El golpe democrático es, sin embargo, posible. El pueblo está preparado, sólo falta un líder creíble. ¿Lo encontraremos en las candidaturas independientes de Armando Guadiana, o en el movimiento por la libre de Lenin Pérez? Veremos qué ofrecen y cómo reacciona la ciudadanía que, a fin de cuentas, es la que vota. Si no sale a votar o no responde, será porque la oferta de cambio no le convenció. El factor del mal gobernante existe ya con creces, sólo necesitamos una propuesta alternativa de solución, una solución que convenza.
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