Cristianos unidos

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Cristianos unidos

¿Por qué hay incredulidad en el mundo? Porque los creyentes no somos creíbles. No estamos dando el testimonio que necesita el mundo para creer. “Que sean uno para que el mundo crea”, fue la oración de Jesús, el Maestro y Señor, en aquella última cena que fue el convivio de despedida con sus apóstoles.

El mundo creerá cuando los cristianos seamos uno. “Es que yo soy católico”, “es que yo soy protestante”, “es que yo soy ortodoxo”. Todo verdadero cristiano está llamado a ser católico por su amor universal. Está llamado a ser protestante contra toda injusticia o falsedad. Todo cristiano está también llamado a ser ortodoxo por vivir con fidelidad la verdad revelada.

Hubo quizá muchas razones en el pasado para que el ventanal policromado que llevaba 16 siglos de unidad, se hiciera pedazos con las divisiones. Cada trozo de ese cristal roto tiene una belleza especial, un colorido peculiar, una fidelidad que tiene el resplandor de la buena voluntad. 

El católico ha de vivir su universalidad, el protestante ha de oponerse a todo lo que ve como falso o injusto, y el ortodoxo se ufana de su lealtad a la revelación y a la tradición.  
Apoyado en la oración de Cristo, estas fechas fueron propuestas, en 1908, por Paul Watson para coincidir con la conversión de san Pablo, que tienen un significado simbólico. Él pasó de ser un judío perseguidor, a ser un defensor y un misionero infatigable de la Buena Noticia.

Desde entonces, del 18 al 25 de enero de cada año, todas las denominaciones cristianas, católicos, protestantes  de todas las denominaciones y ortodoxos, nos unimos a la oración de la Última Cena en que Jesús pedía al Padre la unidad de todos sus seguidores para despertar la fe del mundo.

Liberados de las sombras de un pasado, vivimos los creyentes, en las comunidades de fe, el resplandor de un amanecer hacia el ideal que señalaba el apóstol: ”Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre”.

Es más lo que nos une que lo que nos distancia, porque todos hemos sido bautizados en el nombre de la Trinidad divina. En Él se une la diversidad de personas en la unidad de naturaleza divina.

Cristianos unidos es el gran signo que empieza a dibujarse, con progresiva claridad, en el próximo horizonte del futuro que ya llega. Una unidad que no es unicidad, ni uniformidad sino, como en la comunidad trinitaria, una pluralidad que converge con la misma fe, por la misma gracia y en el mismo amor...