MADRID.- En su eterna batalla contra el argentino Lionel Messi y las erosiones del tiempo, el portugués Cristiano Ronaldo volvió a salir victorioso con la conquista de su cuarto Balón de Oro, un trofeo sin embargo discutido por sus detractores con el fisco español rastreando el olor de su fortuna.

Deberían ser buenos tiempos, los mejores, para el futbolista del Real Madrid, el único jugador capaz de discutir el reinado de Messi, con cinco Balones de Oro. Pero hace tiempo que no exhibe su brillante dentadura.

Las últimas noticias de la sonrisa de Cristiano se tuvieron el 7 de noviembre, cuando amplió su contrato con el Real Madrid hasta 2021. Entonces tendrá 36 años. Poco después anunció que pretende jugar hasta los 40, otro desafío de profundidad.

Pero ocurrió que la prensa publicó el desvío de 160 millones de dólares, procedentes de los derechos de imagen a través de paraísos fiscales. Justo en un momento en el que sus detractores hablaban de un Balón de Oro bajo sospecha. El Real Madrid decidió ocultar al futbolista, retirarle de la vida pública. Ni siquiera jugó el último partido del año de la Liga Española y en silencio se marchó a Japón para disputar el Mundial de Clubes.

CR7 fue el rostro reconocible de los éxitos colectivos. Ganó la Champions con el Real Madrid y la Eurocopa con Portugal. Su contribución a ambos trofeos fue idéntico: facilitó el camino con sus goles y asistencias, pero su papel en las finales fue discreto.

Por ejemplo, estableció un récord goleador en la fase de grupos de la Liga de Campeones con 11 tantos y fue el héroe del pase a las semifinales. Luego, en la final ante el Atlético, pasó casi inadvertido.

En la Eurocopa también fue decisivo y evitó la prematura eliminación en la fase de grupos. Pero abandonó la final ante Francia en los primeros minutos por lesión. ¿Suficiente para ganar un Balón de Oro? Es lo que preguntan maliciosamente sus detractores.