CRISPR: el nuevo hombre

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CRISPR: el nuevo hombre

Estamos comenzando el verano y una recomendación de lectura quizá no sobra. Hace un par de días terminé un libro notable: El Código de la Vida, del notable biógrafo Walter Isaacson. Cuenta la historia de CRISPR Cas 9, quizá la mayor revolución de la historia moderna de la humanidad. Ni más ni menos.

El origen exacto de la vida en la Tierra es un misterio. Lo que no es un misterio es el código que rige la vida: el ADN. Nuestro código genético es un manual de instrucciones para el diseño y operación de todo ser vivo. Ahí, contenido en los 20 mil genes humanos, está todo lo que somos: nuestro color de ojos, nuestra estatura y tono de piel. Y, en algunos casos, nuestras enfermedades.

Desde el descubrimiento del ADN, los científicos se han hecho la misma pregunta: ¿qué pasaría si pudiéramos editar genes? ¿Cortar, reemplazar… cambiar nuestro código? Hasta hace poco, era ciencia ficción, en la literatura y el cine. Hoy es una realidad. Su nombre es CRISPR Cas9. ¿Cómo funciona? Imaginemos que, por ejemplo, en el Quijote hay un renglón que contiene errores. Hay que encontrarlo y luego corregirlo. Pero nadie sabe dónde está ese renglón. Hasta hace poco, lo mismo pasaba con nuestro código genético. CRISPR Cas 9 es eso: un buscador genético que permite encontrar y luego editar el código de la vida.

CRISPR ha sido parte del mecanismo de defensa de las bacterias desde hace miles de millones de años. “El CRISPR Cas 9 es un sistema de protección que tienen las bacterias frente a las infecciones por virus”, me explicó hace poco la doctora Cristina Puig, de la Universidad UCLA. “El CRISPR reconoce secuencias en el genoma de los virus”. Junto con CRISPR viaja una encima, la llamada Cas9. Si CRISPR es el buscador, la encima Cas9 opera como una tijera una vez que CRISPR ha indicado la secuencia a editar. “Son tijeras moleculares que permiten reconocer en el genoma secuencias de ácido nucléico muy específicas y cortarlas. Y eso permite modificar el genoma”, me dijo Puig.

Tras localizar y cortar la información genética, los científicos ahora pueden reemplazar el código enviando a la célula nueva y correcta información, libre de mutaciones. En otras palabras: pueden curar genéticamente.

Descubierta por las doctoras Jennifer Doudna y Emmanuelle Charpentier en 2012, la tecnología CRISPR Cas 9 permitirá, para empezar, curar padecimientos provocados por mutaciones genéticas. Al permitir la detección, edición y reemplazo de genes, promete comenzar una revolución en la biología, humana y del planeta. La puerta para curar enfermedades genéticas está abierta y se abrirá todavía más mediante la tecnología mejore y se haga más accesible.

Pero, como ocurre con todas las revoluciones tecnológicas, el CRISPR Cas 9 también tiene un lado oscuro. En este caso, el debate se concentra en la diferencia de editar genes de la línea germinal y la línea somática de nuestro código genético. La línea somática son las células ya formadas en los seres humanos. Son células no heredables. Son de usted y nada más. La línea germinal son los óvulos y espermatozoides. Si se les modifica no solo se modifica a un ser humano. Se modificaría también a todos sus descendientes.

Para el biólogo Joshua Rosenthal, la modificación de la línea germinal implica un debate ético urgente. “Cambiar algo en usted mismo es una cosa. Cambiar algo que pueda afectar a sus descendientes y entrar en el acervo genético humano, eso es algo muy distinto”, me dijo Rosenthal. Tiene razón.

Modificar la especie humana podría erradicar enfermedades terribles. Pero también podría acercarse a algo mucho más siniestro. Para nadie es un secreto que la modificación genética para crear una raza de hombres supuestamente superiores está en el centro de la Alemania Nazi y otros horrores.

Hoy, CRISPR lo hace al menos potencialmente posible. Por eso, los expertos lo tienen claro: hay que evitarlo. ¿Cómo prevenir un abuso del poder del CRISPR Cas9? Para la doctora Cristina Puig, la solución está en la regulación estricta. “Toda tecnología tiene la capacidad de ser mal usada, pero por eso tiene que estar altamente regulada. Y por eso todas las tecnologías nuevas lo están”, dice Puig.

En cualquier caso, los riesgos incluidos, la posibilidad de editar el código genético augura posibilidades que antes parecían imposibles. Estamos ante una revolución que va a cambiar la historia de la humanidad de una manera u otra. Para bien o para mal, será un nuevo ser humano. Isaacson cuenta la historia de manera magistral. Si tiene tiempo, léalo. No se arrepentirá.