DALLAS.- El estado de Texas tiene dos equipos en la NFL. Después de un cuarto de la temporada los dos están en crisis y se han encendido las alarmas.

Los Cowboys están 1-3 y mientras que los Texans están 0-4, ¿cuál es más grave? Será cuestión de enfoques, pero lo que nadie puede debatir es que se esperaba más de estos equipos al arranque de la temporada.

Antes de la temporada algunos aficionados al equipo de América pensaban que los Cowboys tenían para competir con los mejores de la NFC y creían que un Super Bowl era probable, después de un juego, se vio que los Cowboys son exactamente lo mismo que en los últimos años, un equipo bueno que está un paso atrás de los mejores.

Dak pone números de MVP, pero las victorias que es lo único relevante, y no llegan porque su defensiva es muy mala. Mike McCarthy es lo mismo que fue en Green Bay sin Aaron Rodgers, un entrenador en jefe que pierde más partidos de los que gana.

Ahora con Texans. Houston le había entregado las llaves de su franquicia a Bill O’Brien. Pero parece que el equipo quiere enmendar sus pecados y decidieron despedir a O’Brien, quien hasta ayer era el entrenador en jefe y gerente general.

En el equipo se desperdiciaba a un quarterback tan talentoso como Deshaun Watson. En el receso mandó al mejor receptor de la NFL a Cardinals porque no tenía una buena relación con O’Brien, y después de cuatro partidos de 2020, siguen buscando su primera victoria de la temporada y esperan encontrarla la próxima semana, ya sin su entrenador.

Watson está solo y me imagino que sabe que su enorme talento no le alcanza mientras el equipo no lo arrope con jugadores destacados a su alrededor.

La NFL no perdona, la liga te demuestra de inmediato tus fallas y con los dos equipos de Texas se está ensañando. La liga les ha mostrado que después de un cuarto de campaña están más cerca de los peores que de los mejores.