Crisis de Balanza de Pagos
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Crisis de Balanza de Pagos
Con excepción de la pasada crisis financiera mundial en el 2009, cuyos orígenes fueron muy particulares y ya por todos conocidos, los embates económicos que sufrimos tanto en 1982, como en 1994 desembocaron además de caídas en la producción, nivel de empleo, alzas en las tasas de interés y devaluaciones abruptas, en lo que se conoce en la teoría económica como Crisis de Balanza de Pagos y Huida de Capitales.
Tanto en 1982 como en 1994, las crisis económicas desembocaron en incremento insostenible del déficit en cuenta corriente, pérdida abundante en reservas internacionales, shocks en los mercados cambiarios y el colapso en el sistema bancario local.
Veintitres años después, el fantasma de una crisis de balanza de pagos parece disiparse, toda vez que las variables económicas dan otra señal completamente diferente. El pasado viernes el Banco de México, publicó su reporte de la Balanza de Pagos al Primer Trimestre del 2018. Los datos ahí contenidos son positivos, confirmando que esos traumas económicos que durante los ochentas y parte de los noventas parecían la constante cada seis años, ahora parecen desaparecer.
De acuerdo con el citado reporte, la cuenta corriente, el apartado que registra las transacciones de bienes y servicios del país con el resto del mundo, registró un déficit de 6,941 millones de dólares, ubicándose en 2.3% del PIB. Dicha cifra resultó por debajo del 4% del PIB que se observó en el mismo trimestre del 2017. Cabe destacar que de acuerdo con cifras del propio instituto central dicho déficit ha sido el más bajo para un primer trimestre en los últimos seis años.
Y solo con el propósito de poner esto un poco en contexto en relación con la mención histórica que se utilizó para abrir esta colaboración. Durante las crisis de 1982 y 1994, los déficits en cuenta corriente llegaron a representar las escandalosas cifras de 7% del PIB.
Un aspecto importante que es necesario considerar al momento de analizar si las cifras reportadas en la balanza de pagos pueden desencadenar presiones en el mercado cambiario, consiste en comparar el monto absoluto del déficit de la cuenta corriente con el de la Inversión Extranjera Directa. Si los recursos que ingresan por concepto de este último indicador (IED) son iguales o superan las salidas de divisas por el déficit en cuenta corriente, no hay mucho de qué preocuparse, ya que no se estarán generando presiones sobre la moneda.
A este respecto, el reporte del primer trimestre nos confirma que no existe mucho de qué preocuparnos al respecto. Mientras que las importaciones superaron a las exportaciones de bienes y servicios en por un monto de 6,941 millones de dólares, por el lado de la IED, México recibió en el mismo periodo 9,502 millones de dólares. Es decir, las divisas que recibimos por concepto de IED financian con holgura los requerimientos de divisas para adquirir el exceso de importaciones.
Incluso, el monto de IED del primer trimestre de 2018 es la cifra preliminar más alta, para un período equivalente, en toda la historia del indicador, según cifras de la Secretaría de Economía. Durante el actual sexenio, ya supera en 15.4% la meta sexenal planteada en el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 (157,595.0 mdd).
En adición a lo anterior, las variaciones de las reservas internacionales fueran positivas y estas se incrementaron en 2,128 millones de dólares, cuando en las pasadas crisis la hemorragia de reservas internacionales era imparable.
En suma, la probabilidad de incurrir en una Crisis de Balanza de Pagos y Fuga de Capitales, como la nombra el Nobel de Economía, Paul Krugman en su famoso texto “Economía Internacional” y en el cual incluye la Crisis del Peso en 1994-95 como un caso de estudio, parece lejana que se materialice en el presente.
No obstante, mal haríamos en confiarnos y considerarnos completamente exentos de ese escenario. Una combinación de tres factores ahora potencialmente presentes, pudiera ponernos en una situación sumamente complicada: i) la terminación del TLCAN; ii) la incertidumbre electoral de mantenerse las preferencias electorales y la virtual victoria del puntero en las encuestas con su actual discurso y iii) un ciberataque a gran escala al sistema de pagos interbancarios, que vulnere en sus totalidad el sistema bancario del País.
Catedrático de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Coahuila
@guillermo_garza