Crecimiento Económico y Generación de Energía Eléctrica

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Crecimiento Económico y Generación de Energía Eléctrica

La energía eléctrica es fundamental para llevar a cabo las actividades productivas, además de ser un componente muy importante del bienestar de la población. La electricidad se usa con distintas intensidades en los procesos de producción de la estructura económica. De acuerdo con el Inegi, la industria eléctrica del país destina 2% de su producción al sector primario, 62% al secundario y 36% al terciario. Los dos últimos aportan 89% del producto interno bruto (PIB) de México.

Estos son elementos de información que son importantes para prever los requerimientos futuros de electricidad. Por ejemplo, si las actividades secundarias, como la industria de transformación, aumentara gradualmente su peso relativo en el PIB, podría esperarse un uso más intensivo de la electricidad en la economía en su conjunto. Lo mismo sucedería si al interior de cada sector ganaran mayor importancia las ramas de la producción que utilizan más electricidad por unidad de producto.

Los investigadores Barreto y Campo, de la Universidad Católica de Colombia, calcularon el impacto que tendrían eventuales cambios en el consumo de energía eléctrica sobre el PIB de los países en América Latina dada su estructura productiva actual. Para el caso particular de México estimaron que el incremento de un punto porcentual en el consumo de energía está asociado a un aumento de 0.55% en el PIB. Esta cifra nos da una idea del crecimiento futuro en el consumo de electricidad ante una determinada senda de crecimiento económico. Dato por más relevante, cuando la actual administración mantiene un discurso firme sobre la promesa de crecer al 4% anual.

Así, el gobierno actual ha pronosticado un crecimiento anual de la economía de 4% en el periodo 2019-2024. Dada la estimación de Barreto y Campo, esto implicaría un aumento de 7.3% por año en el consumo de electricidad. Esta predicción puede variar si, por ejemplo, adquieren un peso relativo mayor las actividades más intensivas en el uso de este energético, o si hay cambios en la eficiencia energética, por ejemplo el número de megawatts hora que se requerirían para producir una tonelada de acero.

Para soportar el crecimiento en la demanda de electricidad es indispensable incrementar la capacidad instalada para generarla. Es deseable, además, que esto se lleve a cabo mediante esquemas que fomenten la competencia entre desarrolladores de proyectos, generadores y comercializadores de energía, como los que ofrece el nuevo Mercado Eléctrico Mayorista, porque ello resultaría en tarifas más bajas que, por una parte, beneficiarían a los hogares y, por otra, acrecentarían la competitividad de las actividades productivas, lo cual es un factor clave para una economía abierta, como la mexicana, que se desempeña en un mercado global.

Desafortunadamente las oportunidades que había abierto el nuevo Mercado Eléctrico Mayorista, como las subastas de largo plazo, se han extinguido por ahora. Para tener una idea de lo que esto significa, se pueden tomar en cuenta los resultados de las tres subastas realizadas hasta 2018. En su conjunto sumaron la asignación de contratos para generar 19.8 Terawatts hora al año, que representarían un incremento 7.5% respecto de la generación registrada en 2017. Las tres subastas permitirán la instalación de 77 nuevas centrales eléctricas con capacidad de 7.6 GW, es decir, 10% adicional a la capacidad instalada en 2017. En promedio, las subastas permitirían incrementar la generación de energía en 2.5% por año, en 2019-2021. Bajo cualquier criterio, las subastas fueron un éxito para incrementar la capacidad de generación en México, impulsar las energías limpias y reducir las tarifas; sin embargo, de acuerdo con el coeficiente de Barreto y Campo, el aumento en la capacidad sería suficiente solo para un crecimiento económico de 1.4% por año, durante tres años.

Cabe preguntarse qué sucederá después de 2021 si no se reactivan antes las subastas. Una opción es fortalecer a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), como se ha propuesto el gobierno, pero no se ha planteado cómo, dado el estado de las finanzas públicas y la situación financiera de la propia CFE. Tal parece que el gobierno estará dejando de utilizar una herramienta que ha demostrado ser eficiente para el suministro de energía, para comercializarla y generarla a los precios más bajos registrados en el mundo. Ello atenta contra la competitividad de las empresas, la economía de las familias y la viabilidad de un crecimiento económico de 4%, como ha prometido el gobierno.