Cosas del pasado

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Cosas del pasado

 

Una remembranza estuvo dando vueltas en mi cabeza. No hallaba el motivo; ya salió. En mi clase de Historia de España terminé, como era de esperarse, exponiendo el período de la República a la que algunos llaman Guerra Civil Española, malamente bautizada así; su origen fue un golpe de estado organizado por un traidor a quien se pagaba para asegurar la paz. Dejémoslo así, pues hay quienes enloquecen cuando se comenta el tema.

En la clase apareció la creación de la Falange, ese facsímil de las juventudes hitlerianas que tanto éxito tuvo en España. Y, de pronto, sin más, recordé un detalle curioso. Sucedió hace unos 20 años, o poco más. Comíamos alegremente en “El Morillo” y cantábamos lo de siempre: “No vale nada la vida”, “Sigo siendo el rey”. Un historiador español preguntó si sabíamos alguna de su tierra. Elsa Rodríguez inició, sin preámbulo, “¡Cara al sol con la camisa nueva!”, que yo ayudé a entonar. Al catalán se le congeló la mandíbula. “¿Cómo os atrevéis a corear un cántico fascista?”.

En efecto, era el himno de batalla de los falangistas. De inmediato declaré que nos lo enseñó el jefe del Grupo IV de boy scouts en Saltillo; Elsa recordó que lo aprendió con las monjas del Sagrado Corazón, en Monterrey. Sería sólo una anécdota si no fuera porque empecé a hilar recuerdos. En el Colegio Ignacio Zaragoza también nos pusieron la película “La guerra de España”, la vieron también en el Colegio México y en el Saltillense. No puede haber sido casual. Un amigo lagunero me informó que en Torreón aparecían en su memoria de infancia loas a la España de Franco. Otra persona muy seria, también de Torreón, me dijo que él vio en un club español de Torreón la imagen de Franco presidiendo el salón. Sabemos que en Monterrey hubo clarísima influencia franquista.

¿Qué sucedió en ese pasado tan cercano? No tengo certezas, únicamente preguntas. ¿Estuvo la Iglesia mexicana con ellos?, parece evidente. ¿A pesar de que Lázaro Cárdenas recibió a 60 mil refugiados?, sí.

Mostré a mis alumnos dos fotografías. Francisco Franco daba un golpe de estado. Llegaba con sus soldados marroquíes a Sevilla. Acudieron a recibirlo los obispos. El cardenal Goma y Toma y los demás lo acogían con el saludo fascista (el de Hitler). Otra foto mostraba la bendición de los cañones y bombas por un obispo, mientras declaraba que a pesar de que la Iglesia había sido instaurada por el Príncipe de la Paz, la guerra aparecía como necesaria para que en las brechas que abrían las armas floreciera el evangelio. Murieron más de medio millón de personas. Fue cruel desde todos los frentes.

Para levantar el ánimo de mis estudiantes hablé de los intelectuales que se pusieron de parte de la República. Sabemos que la República nació por votación ciudadana, de ahí que el dictador no pueda ser nombrado con otro apelativo. Con los republicanos estuvieron miles de personas de muchos países. Poco se comenta sobre la gran cantidad de mujeres no españolas que tomaron las armas a favor de la República. Pocos saben que en la República apareció la organización “Mujeres Libres” que sumaban miles y que, de veras, eran libres, independientes y eficaces.

Grandes personajes que estuvieron con la República fueron: la filósofa y mística Edith Stein, el aviador y escritor Antoine de Saint-Exupéry, el Premio Nobel Ernest Hemingway, el escritor francés católico conservador que al conocer el papel de la Iglesia española cambió de bando, Georges Bernanos, el experto en arte asiático André Malraux, el pintor David Alfaro Siqueiros, los poetas Octavio Paz y Pablo Neruda, el escritor y periodista Georges Orwell y un largo etcétera.

¿Por qué piensa usted que los grandes intelectuales escogieron a la República y condenaron a Franco? Porque veían sus atrocidades. Para no dejar una idea incompleta añado que el clero vascongado estuvo siempre con la República y que Franco asesinó a más de dos mil sacerdotes; y jamás dejó de odiar a los vascos.

Esa remembranza infantil me retrotrajo a un conflicto internacional. ¿Será que así funciona el psicoanálisis? No lo creo. Así funciona la Historia.