Cosas de la gente, de la buena gente.

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Cosas de la gente, de la buena gente.

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En 1940, cuando tenía 29 años de edad, casó Miguel Bernal Jiménez, uno de los más grandes músicos de México, con María Cristina Macouzet, lindísima muchacha de Morelia que a la sazón tenía 17. Pasaron su luna de miel en Mazatlán, y de regreso llegaron a un pequeño lugar donde alquilaron una cabaña. Como estarían ahí durante varios días, y los visitarían amigos, Miguel puso sobre el timbre de la puerta una tarjeta con su nombre, y luego fue al pueblito a comprar cosas para la comida. Ella, mientras tanto, se aplicó a arreglar la habitación y a adornarla con flores. Se dio cuenta de que el timbre no sonaba, y dejó una indicación para los visitantes.

Al regresar Bernal advirtió que los demás ocupantes de la villa se detenían frente a su cabaña, sonreían y cambiaban entre sí comentarios divertidos. Bien pronto supo el motivo de sus risas: sobre el timbre estaba su nombre, “Miguel Bernal Jiménez’’, y abajo el papel escrito por su flamante mujercita: “¡No sirve!’’.

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El Padre Angel María Garibay K. (la K es de Kintana), a más de gran conocedor de la antigua cultura mexicana era poeta de generoso numen. Sin embargo, quizá por pudor intelectual, guardaba siempre sus versos para sí. Escribió éstos, seguramente inspirados en la gran barba negra que le cubría el pecho:                 

Hoy que mi barba es de obsidiana
tengo de nieve el corazón:
copo tras copo se desgrana
en mil cantares de ilusión.
        
Cuando mi barba sea de plata
¿mi pecho roca no será?
Aunque la vida se aquilata,
todo lo bello al fin se va.                   
        
Tengo mi barba de obsidiana.
De plata fría después será.
¡Oh, si al correr la vida vana
mi alma se hiciera de cristal!
        
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Presunto diputado federal electo, el licenciado Ramón Cabrera, hijo de don Luis, fue impugnado violentamente en el Colegio Electoral por el candidato contrincante.

-Este señor -clamó el perdidoso refiriéndose a Cabrera-, el único mérito que tiene es haber sido hijo de su ilustre padre, cuyo nombre explota ahora en su provecho.

Terminada la violenta embestida de su enemigo subió don Ramón a la tribuna y dijo con franciscana mansedumbre:

-Señores diputados: he venido aquí sólo para decirle a mi enojado rival que yo no tengo la culpa de ser hijo de padre conocido. He dicho.    
        
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Una periodista entrevistó a Siqueiros.

-Maestro -le preguntó-. ¿Qué es la pintura mural?

Respondió el artista:

-La pintura mural consiste en la expresión estética de ideas de contenido histórico, social o puramente artístico, plasmada con materiales cromáticos diversos y procedimientos técnicos variados en una superficie plana, más o menos extensa, de un espacio arquitectónico que puede ser interior o exterior, público o privado.

La misma entrevistadora fue luego con José Clemente Orozco.

-Maestro: ¿qué es la pintura mural?

Contestó el jalisciense:

-La que se pinta en muros.