Cosa pasada es cosa juzgada
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Cosa pasada es cosa juzgada
El Quijote I, 30
A Sancho Panza no le parece bien que don Quijote no se case con la Princesa Micomicona cuando recupere para ella su reino en poder del gigante Pandafilando de la Fosca Vista.
El malestar del escudero obedece a que si don Quijote no la toma en matrimonio significa que su amo no llegará a rey y Sancho perderá la oportunidad de que lo haga “marqués o adelantado”. Le insinúa que la Princesa es más hermosa que la misma Dulcinea.
Don Quijote no puede soportar tales blasfemias (que así las llama) proferidas por Sancho, porque significaría serle infiel a su señora y por afirmar que pueda haber otra mujer más hermosa que ella, por lo que “alzando el lanzón, sin hablalle palabra a Sancho y sin decirle esta boca es mía, le dio tales dos palos, que dio con él en tierra; y si no fuera porque… (salen en su auxilio para) que no le diera más, sin duda le quitara allí la vida”.
Luego le explica que todo cuanto hace él, don Quijote, se lo debe a la fuerza e inspiración que le da Dulcinea. Y a continuación le expresa: “Decid, socarrón de lengua viperina, y ¿quién pensáis que ha ganado este reino y cortado la cabeza a este gigante y hechos a vos marqués, que todo esto doy ya por hecho y por COSA PASADA EN COSA JUZGADA, si no es por el valor de Dulcinea tomando a mi brazo por instrumento de sus hazañas”.
En la perorata que expone a Sancho, don Quijote da por hecho que rescatará el reino de la Princesa, de eso no hay duda, por lo que se ha de considerar ya como cosa pasada y por ello cosa juzgada.
El “cosa pasada, cosa juzgada” que en este pasaje invoca don Quijote, es equivalente a los refranes que en México se dicen: “A palo dado ni Dios lo quita” y “A lo hecho pecho”.
@jagarciavilla