La corrupción y la impunidad en Coahuila llegaron a finales del sexenio de Rubén Moreira a los índices más altos de la historia estatal. Numerosos casos de saqueo y peculado muy vistos, sencillos de investigar y consignar, siguen siendo tratados por el Sistema Estatal Anticorrupción (SEA) como temas tabú, papas calientes que les queman las manos pues de alguna manera involucran a la mafia más ladina y corrupta de esta entidad, los mismos que diseñaron un sistema a modo y que son los protegidos por esta instancia encubridora de la corrupción.

¿Por qué decimos que este sistema anticorrupción es corrupto? Muy sencillo, porque no ha rendido ningún resultado a pesar de que nos cuesta cientos de millones de dinero público, dinero que se gasta en sueldos, viáticos, bonos y gastos de representación sin dar ningún resultado en casi dos centenares de carpetas de investigación que siguen acumulándose en las entrañas del SEA que, obviamente, fue diseñado para limpiar esos expedientes, desaparecer evidencias y hacer imposible toda persecución de los corruptos cuando en algún momento llegue gente seria y responsable al sistema en cuestión.

Ineficiencia, omisión y el cobrar sueldos insultantes sin dar resultados es corrupción. Basta comparar a nuestra entidad con el vecino estado de Chihuahua donde gobierna Javier Corral, uno de los panistas más rescatables de ese partido afectado por su propia corrupción. Porque la degradación del PAN a partir de Vicente Fox es innegable, partido que conquistó el poder gracias a que por décadas señalaron con su dedo índice las corruptelas del PRI y que, de tanto señalar, acabaron creyendo que su dedo era incorruptible, un asunto que ahora le puede pasar a Morena de no desentrañar la megadeuda de Coahuila así como el “Caso Parras”, sumido en la más abrumadora corrupción.

Y es que Javier Corral está actuando en serio, tan en serio que mantiene retenido al coahuilense Alejandro Gutiérrez, asunto que ha obligado a Peña Nieto y a todo su gabinete a ampararse, porque saben bien que van a perder el control de la PGR y que pueden ser llamados a cuentas por Corral y AMLO, para empezar, por este caso.

Se puede decir que el sistema anticorrupción de Chihuahua es modelo a seguir, un ejemplo para todo el País y para Coahuila, que es la vergüenza nacional del combate a la corrupción.

En Chihuahua ya están en la cárcel decenas de exfuncionarios del gobierno anterior a Corral, y se puede consultar vía electrónica quiénes son, qué delitos se les imputa y qué avance lleva su causa penal.

Aquí la opacidad sigue siendo fortaleza y escudo de los corruptos que diseñaron el SEA. Y el colmo es que el fiscal Jesús Homero Flores Mier diga de manera burlona que no es mago para acabar de tajo con la corrupción. Y esto que nos ha dicho el cínico sujeto es el más cruel de todos los engaños: mentir con la verdad. Es lo mismo que decir; “Podría perseguir a los corruptos que saquearon a Coahuila pero no puedo, mi patrón Rubén Moreira me lo impide”.