Corrupción en el DIF de Parras

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Corrupción en el DIF de Parras

El editorial de VANGUARDIA del pasado 17 de diciembre señala de manera certera el abuso de poder en el que incurren las primeras damas de algunos municipios de nuestra entidad, ésto, al ejercer con cargo al erario la Presidencia del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), un cargo que, se supone, es honorífico.

Un abuso que también cometen algunas primeras damas estatales y que han cometido otras tantas consortes presidenciales desde los tiempos de doña Soledad Orozco de Ávila Camacho, la cónyuge presidencial que empezó con esa parodia de la asistencia social ejercida como una caricatura de la caridad cristiana, al ostentarse como la “señora piadosa” que ayuda a los más desprotegidos con dinero público, lo cual, es suplantar para lucimiento personal una función que le corresponde al Estado.

Hay que precisar que el activismo asistencial de doña Soledad fue una burda imitación de Eleanor Roosevelt, cuya labor relevante durante la Gran Depresión le valió el mote de “primera dama”, deferencia atribuida al vicepresidente Truman y que desde entonces han imitado las esposas de nuestros políticos, las cuales, hoy ejercen como un derecho lo que no es más que un abusivo privilegio; el dudoso mérito de ser cónyuge del que ha sido electo en las urnas.

Y así tenemos el caso de Martha Sahagún, la inefable boticaria de Celaya que gobernó de facto a este País como la “pareja presidencial” de Vicente Fox, ésto, derivado de un amasiato escondido en los recovecos de una cabaña en Los Pinos, la cual, debido a las conocidas limitaciones objetivas de Fox, nunca olió a sexo húmedo, ardiente y pegajoso, sino al hedor de la confabulación política.

Otro ejemplo de pareja municipal abusiva lo tuvimos con Ángeles Pineda Villa, la ex primera dama de Iguala que derrochó millones para lucimiento personal, asunto que culminó con la masacre de los normalistas, de los que se temía iban a reventar su informe como presidenta del DIF, una costosa frivolidad que se repite a nivel nacional y que resulta inútil para resolver de fondo la marginación social.

En este espacio hemos señalado lo que la Auditoría Superior del Estado ahora “descubre” como una irregularidad cometida por las “piadosas” damas del DIF, así lo hicimos con el artículo “No más parejas imperiales”, publicado a finales del 2014, y en el titulado “La first lady de Parras”, del pasado 12 de julio, donde señalamos la voracidad centavera de Sonia Guerrero Ramírez, la consorte del alcalde Jorge Dávila Peña.

Un asunto que se agrava si tomamos en cuenta chanchullos como los juegos de azar regenteados por el DIF municipal, de lo cual, Eleazar Bazúa Flores, delegado de la Segob, se hace de la vista gorda o bien está bajo tarifa a las órdenes de Sonia Guerrero, dueña de garitos y “pozos” de lotería de Parras.

Aunque en realidad poca cosa se puede hacer contra la rapacidad de las consortes municipales – “cobronas” cabeceó acertadamente VANGUARDIA -tomando en cuenta que si al propio Auditor Superior nadie hace caso, mucho menos al suscrito, que es la viva encarnación de las causas perdidas.