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Coronavirus complica el drama de los migrantes en Europa
Prohibido el ingreso, dicen en Hungría. De a uno, afirma Grecia. Cuidado con ellos, pueden tener el coronavirus, advierte Croacia.
Miles de migrantes que buscan asilo se encuentran atrapados entre dos realidades que cambian constantemente: Un aumento en la llegada de gente que quiere asilarse en Europa y la incertidumbre en torno a un virus que está causando un pánico colectivo. Quedan a merced de maniobras políticas y de gobiernos que les dicen sin tapujos: No los queremos aquí.
La coyuntura es producto de algo que se da cada vez con mayor frecuencia en un mundo globalizado: El choque de eventos muy publicitados que coloca a gente indefensa en situaciones fuera de su control.
“La actual ola de migrantes no es una amenaza solamente de terrorismo. La mayoría de los migrantes ilegales viene de territorios como Irán, que son un epicentro del coronavirus”, dijo Istvan Hollik, director de comunicaciones Fidesz, el partido del primer ministro Victor Orban.
“No podemos comprometer la seguridad del pueblo húngaro, por eso seguimos diciéndole ‘no’ a la inmigración y protegiendo nuestras fronteras”, expresó Hollik en un video transmitido el miércoles en Facebook.
El temor a una propagación del nuevo virus por migrantes y refugiados ha sido mencionado también por funcionarios griegos y croatas.
Hungría suspendió la admisión de personas que piden asilo a un par de zonas de tránsito en la frontera con Serbia, donde presentan sus solicitudes, por temor a un contagio del virus. Las autoridades dijeron que tomaban esa medida para proteger a Hungría y a los 321 solicitantes de asilo que ya se encuentran en la zona de tránsito.
En Hungría se han detectado cuatro casos de coronavirus hasta ahora. Dos de ellos son estudiantes iraníes que hace poco visitaron su patria.
Defensores de los derechos humanos cuestionan este enfoque. Dicen que la decisión del gobierno de prohibir el acceso de las personas que piden asilo a las zonas de tránsito es parte de “una campaña de odio que demoniza a los refugiados”.
“En lo que se refiere al peligro de una epidemia, esto es solo para mantener las apariencias”, dijo la oficina de Hungría del Comité de Helsinki en un comunicado. Acotó que las personas que piden asilo deben esperar en Serbia largos períodos, incluso años, antes de ser admitidos en las zonas de tránsito.
“No se hacen pruebas para detectar el virus a los viajeros que vienen de Serbia en puntos de cruce a pocas cuadras de la zona de tránsito en Roszke”, dijo la agrupación. Hacia el mediodía del viernes, Serbia tenía un solo caso de coronavirus, el de un hombre de 43 años que hizo varios viajes a Budapest en los últimos tiempos.
Dado que los pedidos de asilo se pueden hacer solo en las zonas de tránsito, impedir el ingreso a esos complejos de oficinas instaladas en contenedores equivale a “negar totalmente acceso al proceso de asilo”, señaló el grupo.
La oficina europea de la Organización Mundial de la Salud no respondió a pedidos de comentarios sobre un posible vínculo entre los migrantes y la propagación del coronavirus.
Antes de que estallase una crisis relacionada con los migrantes entre Grecia y Turquía la semana pasada, el primer ministro griego Kyriakos Mitsotakis dijo que planeaba intensificar los controles de la frontera en respuesta al coronavirus. Agregó en una reunión de gabinete que esto respondía a la presencia de migrantes afganos y, sobre todo, de Irán, donde se han detectado muchos casos. Agregó que se planeaba construir nuevos centros de detención en las islas orientales de Grecia para reemplazar otros que no dan abasto y ofrecen condiciones muy pobres.
“Nuestras islas, que ya enfrentaban problemas de salud pública, deben ser doblemente protegidas”, sostuvo Mitsotakis. “Debemos hacer todo lo posible por evitar que surja el coronavirus”.
Los iraníes representan menos del 3% de los migrantes que llegan a Grecia y los afganos uno de cada dos.
En Croacia, el ministro de salud Vili Beros dijo que los migrantes representan un riesgo “potencial” de diseminar el virus. El país registra diez casos hasta ahora.
Y en Serbia, donde crece la oposición a la inmigración, sectores extremistas organizaron patrullas nocturnas de a pie en Belgrado, la capital, que amenazan a los migrantes, les dicen cómo comportarse, adónde ir y que “no toquen” a las mujeres serbias.
El presidente serbio Aleksandar Vucic, un populista, dijo que no permitirá que su país, considerado un punto de tránsito para los migrantes que tratan de llegar a la Unión Europea, sea “una playa de estacionamiento” de migrantes. Agrupaciones de extrema derecha plantearon que se expulse a los 6,000 migrantes que hay actualmente en este país.
El gobierno de Chipre cerró la semana pasada cuatro de sus nueve cruces fronterizos en una zona neutral controlada por las Naciones Unidas, diciendo que quería hacer una mejor control de potenciales portadores del coronavirus entre las personas que cruzan del sector turco al sector griego de la isla.
Chipre tiene sus propios problemas de migración. Dice que no da abasto con el flujo de migrantes que ingresan por el norte turco con al objetivo de pedir asilo en el sur.
Es de notar que la zona neutra de 192 kilómetros (120 millas) es muy porosa y muchos migrantes cruzan de norte a sur por sectores donde no hay controles.