Carlos Pozos, el famoso “Lord Molécula”, conocido por sus peculiares participaciones en las “mañaneras”, donde hace comentarios simpatizantes al Presidente y en ocasiones desvía la agenda de otros asistentes a las conferencias, defendió la labor que realiza e incluso la denominó un “periodismo de transformación”.

En entrevista con el programa Conversando, con el periodista Carlos Arredondo, aseguró que “actualmente crece un periodismo de transformación, pues el que se hizo antes de que ganara el presidente Andrés Manuel López Obrador respondía a intereses a un sistema político sin contrapeso”.

Hace dos años Carlos Pozos vivía en el anonimato de la prensa en México. Y ahora el reportero, con 38 años de experiencia, se ha convertido en uno de los personajes más polémicos de las conferencias matutinas en Palacio Nacional.

No solo por los cuestionamientos que ha planteado sobre temas fuera de la agenda, sino porque además afirma que los adjetivos calificativos con los que el mandatario nacional describe a la prensa y periodistas no son ofensivos.

“No considero que el Presidente dañe a la prensa, que si él dice que un medio es ‘pasquinero’ y para el que trabajas no lo es, no tiene porqué molestarte”, expresó.

 “El entrevistado puede preguntar lo que sea y el entrevistado contestar”, contestó Pozos, al ser cuestionado sobre las preguntas que ha realizado durante las conferencias del Presidente, los temas o la defensa que ha demostrado a favor de éste, pues además es uno de los asistentes a los que más se les concede la palabra.

“Lo importante es que hagamos todo con respeto, sin mentiras, notas sesgadas, sin contrapesos, información falsa o que las notas representen el interés de la ciudadanía a los que nos debemos, y documentar de forma debida los actos de corrupción”, expresó “Lord Molécula”; sin embargo, cree que es necesario “dejar trabajar al Presidente”.

Al finalizar la entrevista, destacó que era necesario que los medios de comunicación también destaquen las acciones positivas de sus autoridades y no sólo dejarse llevar por lo “sensacionalista”.