Controladores anónimos

Usted está aquí

Controladores anónimos

¿Te ha sucedido que te sientas frente a un problema y te quedas en blanco?  Algunos lo llaman bloqueo del escritor. Pero, para eso tendría uno que considerarse escritor. Anoche pensaba como, ante ciertos eventos que se avecinan, he pensado en plan A, plan B, plan C, D, E, y he dado vuelta un par de veces al abecedario, solo para darme cuenta de que no hay plan que tenga ningún tipo de garantía. Los variables son muchos, desde los meramente humanos (errores y fallas), hasta los famosos “actos de Dios” que, bueno, son menos controlables aún.  

Sí, admito que me encantaría que todo lo que estoy planeando saliera sin problemas, conforme mi visión y mi fantasía de cómo deben ser las cosas. Según le entiendo a comentarios que me ha hecho mi hijo, tal vez lo que hago tiende a ser aburrido. Y ¿quién le pidió su opinión? Confieso que tengo dos velocidades. O controlo todo, o suelto todo en manos de otros. O se hace a mi manera o que lo haga el otro si tan buenas ideas tiene. Para todos los personajes controladores que están leyendo esta columna, primeramente, gracias y luego, así no se resuelve.  

Controladores anónimos y no tan anónimos, inhalen y exhalen. Abróchense el cinturón de seguridad y con el plan en mano, háblenlo con los otros participantes, y hasta con personas no relacionadas. Es verdad que, si es su proyecto, Uds. tendrán la última palabra, pero ¿tal vez es momento de permitir que los otros involucrados se involucren?  Tal vez una copita de vino tinto ayude al proceso.