Contra el neoliberalismo hay que construir comunidad

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Contra el neoliberalismo hay que construir comunidad

Foto: Vanguardia/Archivo
Héctor-Díaz Polanco, en la feria editorial

México, DF. Lo que el neoliberalismo hace estos días a la cultura nos afecta a todos, porque nos está llevando por un camino de franca destrucción de la humanidad tal como la conocemos hasta ahora, considera el antropólogo Héctor Díaz-Polanco, quien este domingo presentó en el contexto de la 15 Feria Internacional del Libro en el Zócalo su libro El jardín de las identidades: la comunidad y el poder (editado por Orfila). El autor explicó que ahí aborda cuestiones como identidad y diversidad, las cuales “nos llevan al corazón del neoliberalismo de los 30 o 40 años recientes, porque dentro de él hay un plan cultural que nos afecta desde hace tiempo.

“Los grandes teóricos de la globalización han llegado a la conclusión de que el neoliberalismo es incompatible con la existencia de las comunidades. Es entonces una maquinaria formidable de destrucción de comunidades. Por eso, el gran proyecto contemporáneo político se puede resumir en un lema: necesitamos construir comunidad y reconstruir aquellas que hayan sido afectadas o malogradas, pues la globalización está creando comunidades artificiales, que difieren de las comunidades históricas y orgánicas como las conocemos, como las indígenas o populares en México.

El neoliberalismo está destruyendo comunidades todos los días, por ello ha tenido que inventar unas artificiales, momentáneas, provisionales, por ejemplo, la cienciología, que es una religión.

Holloway y Marcos

El antropólogo resaltó que ante esa situación los grandes saltos y la aparición de conceptos novedosos o propuestas de transformación de la sociedad proceden de procesos impulsados por los pueblos indígenas.

Pero el asunto no se reduce sólo a las cuestiones indígenas, nos concierne a todos, y no sólo aborda el aspecto cultural, también lo político, económico y social, tal como explico con mayor detalle en mi libro.

Existe una teoría, continuó, “derivada de la experiencia indígena que John Holloway publicó en su libro Cambiar el mundo sin tomar el poder (2002), que dice que la humanidad sólo saldrá del hoyo si deja de preocuparse por los asuntos del poder, y realiza acciones pequeñas, quizá tomar una fábrica y ya, pero ese es un camino al abismo y a la desmovilización. Si no nos preocupamos por la cuestión política y del poder, estamos en graves problemas.

“Poco después de que Holloway planteó eso, el subcomandante Marcos tuvo una reunión con grupos de izquierda y le preguntaron por qué los teóricos decían que no hay que interesarse por el poder. La respuesta del sub fue que ellos, los zapatistas, jamás dijeron que no les interesaba el poder y sus derivados, sino que dijeron que ese no era un asunto suyo, pero que si hay alguien que se organiza y forma un nuevo partido político, bienvenido.

Por una fuerza de cambio

“A pesar del desmentido, aquella idea se sigue repitiendo como mantra y tiene un efecto en México que hace unos años tenía un movimiento indígena nacional, pero que ahora, con la propagación de esa teoría, ha ocasionado que la organización nacional indígena prácticamente haya desaparecido; se requiere articulación para dar lugar a una sola fuerza capaz de impulsar y realizar el proyecto de transformación.

En este terreno el papel de la cultura es fundamental. Eso me animó a escribir este libro, con la intención de que debatamos estos temas, que las personas tengan claridad, por lo menos, en cuanto a los términos del debate, para reiniciar en lo que ya nos llevan la delantera los países progresistas de América Latina, donde hay grandes movimientos indígenas articulados con otros sectores sociales, concluyó Héctor Díaz-Polanco.