Tanto la ideación como las tentativas de suicidio, las lesiones autoinfligidas intencionalmente y los suicidios consumados de niños y adolescentes en Coahuila y en México, van en incremento.

Así lo advirtió Guillermo Solís Perales, médico psiquiatra, y subrayó que el aumento de menores de edad que han intentado o conseguido inmolarse entre un año y el siguiente oscila entre un 150 y un 275 por ciento, esto con base en las últimas estadísticas del Instituto Nacional de Salud Mental y el Instituto Nacional de Psiquiatría.

“Quiere decir que la cantidad casi se triplica”, precisó Solís Perales.

Detalló además que entre algunos de los factores que están incidiendo en este fenómeno de salud pública están la desintegración familiar, la marginación, la pobreza, la deserción escolar, disminución de las oportunidades académicas y consumo de sustancias.

“Es una serie de factores que sobrepasan el umbral de tolerancia del niño, del adolescente y del adulto joven, y son los que lo llevan a tener este pobre control de impulsos…”, agrega.

Guillermo Solís declaró que los agentes biológicos también juegan un rol importante en las tentativas y la consumación del suicidio de niños y adolescentes.

“Se hacen estudios post-mortem y se ve que estos niños tienen deficiencias de genes transportadores de serotonina, que es el principal neurotransmisor relacionados con los cuadros depresivos”.

Se ha descubierto también que muchos niños tienen variaciones hormonales propias de la edad que generan un pobre control de impulsos.

“O sea mayor impulsividad, piensan menos lo que van a hacer y de ahí se deriva la conducta suicida”, explica.

Dichas causales, dijo Solís Perales, están llevando a los menores a desarrollar cuadros de depresión, enfermedad que constituye la principal psicopatología asociada al suicido.

Destacó que el consumo de sustancias, que ocasionan alteraciones del sistema nervioso a edad temprana, influye de manera determinante en la comisión de tentativas suicidas.

Y precisó que el 75 por ciento de los intentos suicidas y los suicidios consumados en la población general se llevan a cabo bajo el influjo de una o varias sustancias.

“Que puede ser alcohol, alcohol combinado con mariguana, alcohol combinado con cocaína o todas juntas”, advirtió.  

Reiteró que el suicidio es cada vez más más recurrente en niños y adolescentes entre los 8 y los 19 años.

El especialista certificado por el Consejo Mexicano de Psiquiatría y la American Psychiatric Association, lamentó que en pleno siglo 21 persistan el estigma sobre el suicidio que ocasiona que las familias, por vergüenza, no llevan a sus niños con el psiquiatra.

“No acuden con un profesionista de la salud mental. Acuden cuando el individuo lleva a cabo una tentativa suicida o que ya se encuentra con todos los criterios para realizar el diagnóstico de depresión mayor, de un trastorno de ansiedad, de un consumo de sustancias o de todas las cosas juntas”, agrega.  

Y urgió a las instituciones educativas a crear departamentos psicopedagógicos que canalicen a los niños a clínicas públicos donde se atiende la salud mental.

“A esos niños que a lo mejor los papás por el mero estigma de la salud mental, del psicólogo, del psiquiatra, no los quieren llevar”.

Cuestionó el hecho de que en la actualidad las acciones de prevención y atención de los desórdenes mentales son insuficientes.

“Hay muchos programas de prevención sobre diabetes, hipertensión, cáncer y que bueno, pero es muy raro escuchar que digan: vamos de detectar a un paciente bipolar, un paciente que tiene un cuadro depresivo, un paciente que abusa de sustancias. A la salud mental siempre se le deja al último”, lamentó.