Es como para reírse cuando en estos tiempos cuando se te ofrece algo gratuito. Hasta se desconfía de aquello que te ofertan sin costo y es que la gratuidad es algo que ha pasado a la historia.

Existe la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos pero la educación no es tan gratuita. Las ofertas de llevarse dos artículos y uno “gratis” en el caso de las ingenuas ventas comerciales de finales del siglo pasado, sólo quedan en el recuerdo.

Comprendo, pero no acepto que tres de cada cuatro egresados universitarios no logren ocupar un puesto de trabajo. ¿Qué hacen los jóvenes profesionistas que no tienen un empleo fijo? Se dedican a lo que encuentran en el mercado informal. Muchos de ellos se emplean como promotores de ventas de productos y servicios que presumiblemente contienen por cierto, algo gratuito.

Todos necesitamos diariamente del consumo de bienes y servicios y alguien tiene que vendérnoslos. Pero hay de compradores a compradores y de vendedores a vendedores.

Los expertos dicen que los consumidores compramos desde lo emocional y luego racionalizamos nuestras compras.

Los vendedores no siempre son personas capaces de inventar características para hacer atractivo lo que venden. Hay vendedores que son altamente éticos y que ofrecen recomendaciones puntuales sobre por qué es conveniente o inconveniente una compra.

Hay compradores que literalmente exprimen a los vendedores exigiéndoles información inusual a la manera de consultoría gratuita, pero sin tener la intención de comprar. Muchos avezados vendedores caen en las garras de algunos de estos compradores furtivos.

Sin embargo la premisa de que “el cliente manda” sigue influyendo en los procesos de compra-venta.

Lo cierto es que todos hemos sido compradores, y no todos hemos sido vendedores. La venta como profesión es algo que debe respetarse.  Vender es todo un arte y pienso que lo más difícil de vender son las ideas. 

Galileo Galilei (1564-1642), astrónomo, físico y matemático italiano, enfrentó a la Santa Inquisición pues su teoría sobre el movimiento de la Tierra, y de los astros en el contexto del universo estaba en contra de los que apoyaban la teoría geocéntrica. Este genio de la ciencia logró convencer a muchos pero no logró vender su teoría a los católicos a ultranza.

Un buen vendedor lo fue el también italiano Cristóbal Colón aunque lo que ofertó fue muy distinto a lo que finalmente ofreció a los Reyes Católicos de España; organizó un viaje a las Indias pero llegó a un continente desconocido que luego fue mayormente conquistado y colonizado por los hispanos.

Ni Galileo Galilei ni Cristóbal Colón hubieran comprendido el significado de una asesoría gratuita para sus emprendimientos porque su campo de actuación fueron las ideas a partir de las cuales se generó una construcción científica en el caso de Galileo, y una nueva geopolítica en el caso de Colón.
¿Cómo estar seguros del génesis de las reformas estructurales que propulsa el presente gobierno federal? ¿Habrán partido estas reformas de asesorías gratuitas o de mentes geniales?

Me preocupa la reforma al campo porque allí habitan los pobres de siempre en un estado de cosas que permanece casi igual desde los tiempos de la Revolución Mexicana, porque ahora unos pocos vuelven a ser los dueños de grandes extensiones de tierra.

Para resolver la problemática rural de autoabastecimiento y producción agroecológica se requiere de ideas pero también de un compromiso real del sector público que empuje un modelo de economía solidaria. 

La asesoría gratuita no funciona. Es indispensable la existencia de un soporte de conocimientos consensuados en la toma de decisiones.